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Recuerdos de un atardecer

La música te inspira al recuerdo y hoy al son de lindas melodías, me trae a la memoria el recuerdo de momentos de mi infancia, mi adolescencia, el transcurrir del despertar en aquel que fue nuestro puerto querido, nuestro Mollendo bullicioso por el trajinar de los trenes y el pitear de los donkes, se me viene como una visión de ensueños, el caminar por aquellas polvorientas callecitas no asfaltadas, de veredas de piedra de granito, ese parque Bolognesi, donde tantas veces jugábamos, corríamos y reíamos inocentes durante nuestra niñez, recordando como los sábados y domingos la gente, sobre todo los jóvenes, salían a pasear de un parque al otro y escuchar las retretas nocturnas que entonaban las bandas de música del ejercito y de la marina.

No había radio, pero si Montufar ponía sus parlantes en los altos de la Botica Inglesa, en esa entonces de balcones de madera, y ponía música del momento, principalmente en verano, la juventud daba vueltas y vueltas, era el sitio donde se encontraban las parejas de enamorados.

Los inviernos eran grises, la llovizna y el frío hacían recoger a todos temprano, convirtiéndose las noches silenciosas, el barro se formaba en las calles por las lluvias, lo bueno de ello era que las lomas se enverdecían, y en las casas era curioso ver los cordeles de ropa en las cocinas para que pudiera secar.

Uno de los momentos mas bellos que tiene Mollendo es su atardecer durante el verano, cuando en el cielo azul límpido empieza el sol en su declive al océano, llegando la hora del ocaso, encendiéndose en el cielo los colores mas hermosos que nuestros ojos han de ver a la naturaleza en su inmensidad. Admirar este maravilloso espectáculo, sentado en la arena o sobre las rocas bañadas por el mar, y si estas acompañado por el ser que te ama es mas hermoso aun todavía, ver juntos el horizonte, bañado de rojo escarlata, con tintes rosados y amarrillos, un aro brillante se va escondiendo y el reflejo del mar nos va llenando de una paz infinita, describir ese instante es difícil expresarlo con palabras, porque te nace un sentimiento de amor y de nostalgia.

Como hoy que me trae el recuerdo de estar caminando en un atardecer cogido de la mano y entrelazado los dedos con la niña de entonces, mientras el mar juguetea entre las piernas cosquillando nuestros pies, sintiendo nuestra planta el húmedo de la arena que se escapa dentro de los dedos con una sensación sutil ,mirarnos a los ojos y ver el horizonte soñando nuestra adolescencia, vibrar nuestras ilusiones, las añoranzas de los años que pasaron y volver a sentir ese sentimiento que en un ayer dejamos en esa orilla, dibujar nuestra silueta en la arena donde quedaron por siempre estampados nuestros recuerdos, la ilusión de los años juveniles, soñar con aquel ayer maravilloso, escuchar nuestra música de la nueva ola, bailar, jugar y caminar junto aquella niña de pelos sueltos que te sonreía y te regalaba sus miradas coqueta y esos besos furtivos que nos dábamos a escondidas, cuando juntos mirábamos morir al sol en su esplendor ,el ocaso pintar el horizonte con los colores mas bellos que el cielo nos regalaba ,donde el sol se ocultaba, llevándose con el nuestras ilusiones.

Caminar y regresar sobre nuestros pasos para cruzar el puente del amor, donde sentías las caricias de la brisa marina que te despedía hasta mañana, luego volver a subir y bajar por esas callecitas de antaño que se vienen a la memoria y la palomillada que te esperaba en la esquina del barrio para contar las aventuras, las travesuras, las tragedias, sus angustias, sus alegrías, sin pensar que viene luego, solo valía el vivir el presente uno busca escapar al pasado y las añoranzas embargan nuestra alma, aunque parezca letra de una canción antigua, pero hace palpitar nuestro cansado y fiel corazón, recordando nuestros años felices en nuestro querido Mollendo de antaño, que por siempre vivirá en nosotros porque fuimos niños y adolescentes un día.

Alejandro Peña A.

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