La insensibilidad del sistema frente a la necesidad de salud

Jorge Paredes Romero
Periodista y Humanista peruano

La salud es una necesidad básica de todo ser viviente y según la Organización Mundial de la Salud, no es únicamente la ausencia de enfermedad, sino todo aquel conjunto de circunstancias que hacen de la persona un ser equilibrado física, psíquica y socialmente.

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Perú, frente a la comunidad mundial, se encuentra relegado a una posición muy deprimente frente a la atención sanitaria que reciben sus habitantes, los cuales se encuentran dispersos entre varios subsistemas que pretenden política y demagógicamente, atender lo que corresponde a un estado de manera humanística y menos que sea utilizado como estrado político para alcanzar el poder y una vez entronizado allí olvidarse de esta primordial necesidad.
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La salud junto con la educación son los dos soportes fundamentales para que un pueblo pueda desarrollar en base al trabajo y el urbanismo debidamente atendido, amén de otros temas como son una correcta fiscalización del erario fiscal, la administración de nuestros recursos y el adecuado trato al inversionista, sea nacional o extranjero.

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Una correcta balanza comercial, manejo de las aduanas, control de fronteras, etc., etc., es decir una administración sana, que debe ser puesta en manos de técnicos y profesionales y no de políticos.

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Un gobernante una vez encimado en el poder, debe hacer de lado el partidarismo, que sea un soporte pero no la herramienta administrativa, debe hacer un consenso sabio y aglomerar en su gabinete a personas que den soluciones, que tengan a su vez experiencia y equipos que coadyuven al cambio, para lograr el desarrollo con transparencia, practicando la inclusión social y un equitativo reparto de la riqueza.

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Pero qué hacer cuando ese pilar, la salud, es desatendido, postergada y lo que es peor todos estos subsistemas (Minsa, EsSalud, SIS, Red Clas, etc.,) son lumpenizados con gente insensible, proclive a ridiculizar al niño deforme, al hombre limitado y al anciano, al discapacitado, etc. entonces surge una corriente destructora de valores y principios, transformando a personas que en sus inicios tuvieron tanta sensibilidad y estudiaron para servir y curar, para que este sistema indolente los transforme en seres mecanizados que siguen directivas comercializadoras y se coluden en el delito de sembrar incapacidad sanitaria en una administración que debería preocuparse por fortalecer a nuestra población infantil, valorar a la juvenil y apreciar a los ancianos que ya dieron su cuota de sacrificio, dar soporte y sentimiento a quienes por azares de la vida caen en la limitaciones físicas y/o sensoriales, muchos de ellos con valía y capacidades que podrían dar mucho de sí al país, pero que ya fueron declarados discapaces, gran error somos limitados físicos no discapacitados eh?

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Debemos hacer algo para recuperar a la población, debemos hacerlo esto desde el corazón de la familia, los padres tenemos que esforzarnos por implementar protocolos que nos lleven a recuperar la salud en todos sus aspectos, emocional espiritual, física, etc., de ese modo podamos hacer del barrio un modelo par otros, solo así lograremos rescatar al país de las garras de la dejadez.

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Debemos recurrir a la medicina alternativa.

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Es increíble pero por ejemplo los masajes son una forma muy sencilla, fácil y económica de conseguir la recuperación de la salud, personas que sufren de adormecimientos, dolores podrían aliviarse de ello con simples masajes.

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Del mismo modo problemas digestivos con una mejor nutrición, recurrir a hierbas a la confección de menús más saludables y que a la vez procuren economía, es posible hacerlo, lo digo por experiencia personal. Dejar de lado las polladas, las fiestas, los licores, dulces, golosinas, etc., y recurrir a las frutas, vegetales, infusiones.

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Si el servicio sanitario del estado no puede atender a la población entonces nosotros empecemos a hacerlo dentro del círculo familiar consultando recetarios de la abuelita, los beneficios de las hierbas, raíces, los alimentos a partir de elementos desechados, por ejemplo las hojas de la betarraga, rabanito, utilizar mejor los tallos que estamos acostumbrados a botarlos, recurrir al camote, la yuca, etc., etc.

Jorge Paredes Romero
Periodista y Humanista peruano