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La corrupción y la humanidad
La corrupción apareció en la tierra con el ser humano, ciertamente no todos somos corruptos, pero una buena parte lo es y lo peor de todo es que nuestros hijos aprenden, del mal ejemplo que reciben de la sociedad, de lo que sucede en el mundo entero, de lo que ven o se enteran por medio de las noticias. Como en toda conducta social, uno es el corruptor y otro el corrompido, las ansias de tener dinero y si es fácil es mejor, induce a los dos a cometer actos ilegales en el contexto en el cual se mueven. Por ejemplo, los departamentos de logística de un hospital se prestan para ello, la compra de diversos elementos, sean medicinas o insumos biomédicos, se arreglan los precios, la calidad y se facturan sumas, las cuales una vez canceladas ciertos porcentajes van a los bolsillos de los malos funcionarios y las ganancias ilegales quedan para los proveedores, lo cierto es que ambos ganan y quienes pierden son el estado y el paciente. Pero estas conductas son cosa de todos los días, en ministerios, municipalidades, gobiernos regionales, etc. Lo lamentable, como dije al inicio, es que nuestros hijos son influenciados por lo que ven en las noticias, lo que conversan con sus amigos, es allí donde se establece una lucha entre lo que les inculcamos en el hogar y la presión que reciben de elementos negativos, pero gran influencia es la que reciben de la televisión y las noticias escritas. Quizá no todos quienes me leen estén de acuerdo conmigo, pero si puedo decirles que la espiritualidad ayuda mucho, ayuda a proteger a la familia de la ofensiva de la maldad, aunque no falta quien les diga que el dinero compra protección de la justicia, que puedes comprar policía, jueces y finalmente les dicen: Mira tal político, tal gerente, o el fulano de tal, tiene buen cargo, buenos sueldos, encima roba y no pasa nada… pero si ese joven ha recibido buenos consejos y en su casa hay costumbre de orar y momentos de reflexión, de seguro estarán preparados para dar una buena respuesta o simplemente no involucrarse. Por último, como padre os aconsejo siempre orar por su familia, por sus hijos, para que permanezcan libres de caer en el barro y la podredumbre de la corrupción. Les aseguro que los corruptos no viven ni duermen en paz, y esa paz no se compra con dinero, imposible...
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