Escrito el 20 de Diciembre del 2005

Hace un tiempo atrás escribí un artículo, en donde argumentaba que cierta clase de gente no debería acceder a cargos públicos, entre ellos el congreso, las municipalidades y los gobiernos regionales, y desde luego cualquier otro cargo en los cuales haga ejercicio de poder, pero ¿a qué clase de gente me refería?, algunos de ellos ya están catalogados en los dispositivos legales que se publican en tiempo de elecciones, pero hay otros que no se mencionan, pero determinadas personas con esas características se escabullen y logran acceder a cargos y detentan autoridad, en la cual hacen uso de dineros del erario nacional y lo dispendian a su antojo, para sostener los gastos ocasionados por sus conductas erradas, por decir lo menos.

Es obvio que un delincuente con sentencia no podría acceder a un cargo público, es como colocar al gato en la despensa, pero hay quienes han sido denunciados y con documentos probatorios y que nunca fueron objeto de una sentencia, hay personas que han ejercido ya actos de gobierno local o regional y que demostraron definitivamente que esos actos estuvieron ligados a la inmoralidad y el despilfarro, al desvío de dineros fiscales para sostener gastos referidos a los a las amantes, familiares, amigotes o simplemente para callar reclamos de extorsionadores que pueden tener determinado fundamento en fotos o grabaciones de origen cierto, que de salir a la luz podrían traerles problemas. Hay personas de conducta dudosa, podrían ser del sexo masculino o femenino, con problemas de identidad en cuestión de género, que viven rodeados de sus amantes, que fungen de asesores, guardaespaldas o simplemente cumplen roles administrativos y ello desmerece la función que desempeñan, cargos que deberían estar en manos de un profesional. Por ejemplo un rol periodístico debería estar en manos de un comunicador social; un relacionista público ser desempeñado por alguien que haya estudiado dicha carrera universitaria y un administrador de una empresa paraestatal por alguien que sea profesional en administración de empresas y así otros cargos, pero lamentablemente son desempeñados por los amiguitos de la autoridad, que por sus devaneos vive rodeado de gente de dudosa identidad de género, otros sin profesión, por abogados o simplemente por niños bonitos que satisfacen su lujuria.

Esto es algo que viene sucediéndose desde la política popular, en donde gente sin carácter asume roles dirigenciales, respaldados por pequeños grupos manipuladores, estos seudo líderes llegan a tener responsabilidades desde el barrio, clubes deportivos y representantes vecinales y a la hora de concatenar su gestión con los representantes del poder local o regional pues son presa fácil de manipulaciones,. Justamente por su debilidad de carácter, desconocimiento de la administración pública son vulnerables por todos lados. Un dirigente debe tener una carrera profesional de regular data, en donde haya ejercido y demostrado su valía no solo como profesional sino también como dirigente y desde luego de su conducta intachable en todo aspecto, no ligado al delito, ni a sospechas, menos a inconductas de cualquier índole. Conocemos ese dicho popular: “La mujer del César no solo debe serlo sino también parecerlo”

Hemos tenido casos de políticos que tuvieron esas debilidades y es que esta gente tiene delirios diversos, como narcisismo, megalomanía, culto a la personalidad, etc. lo cual es aprovechado por sus ”asesores”, para hacerles creer que deben hacer tal o cual acto, para con ello cumplir con lo que el destino les tiene deparado y en el desarrollo de esos actos esos asesores recogen utilidades para sus bolsillos y viven a merced de la generosidad de sus “protectores”, quienes pagan al final esos caprichos es el pueblo con sus impuestos y sacrificios de sus ingresos, para beneficiar a quienes engordan en la desvergüenza y desfachatez.

Las arcas fiscales no deben caer en manos de estos personajes, delincuentes, estafadores, invertidos, que lamentablemente lo único que hacen es degenerar la administración pública. De esos casos se denunciaron en la prensa internacional y los aludidos tuvieron que renunciar, tenemos casos en Europa, Estados Unidos y Perú no es ajeno a ello, solo es cuestión de saber descubrirlos y no caer en la tentación y equivocación de emitir un voto por ellos, para de esa manera librarnos de su presencia en el manejo de los dineros públicos. En poco tiempo habrán elecciones, debemos tener cuidado al elegir congresistas, alcaldes, presidentes de gobiernos regionales, etc. para de esa manera no tener la irresponsabilidad de haber emitido un voto a favor de la corrupción y no tengamos que después estar quejándonos de su mal gobierno.

Jorge Paredes Romero