Ciertamente una frase muy manoseada en nuestros días es: “Los niños son el futuro de nuestro país” sin embargo una noticia transmitida el día martes 14 de Junio del 2005 por un canal de televisión de Lima Perú, nos revela una estadística sobrecogedora: “Mas de dos millones de niños en Perú, trabajan doce horas, por menos del ingreso mínimo vital”.

¿Qué hacen estos niños que deberían estar disfrutando de la calidez de un hogar y asistiendo a la escuela? Venden caramelos; recogen cartones, plástico, papeles, en los basurales; hacen ladrillos, trabajan en lavaderos de oro, limpian autos, venden cigarrillos, o simplemente venden en los mercadillos, cualquier cosa que sea comercial en sus pequeñas manitos.

                                                                                    Cortesía Panamericana  TV

Imágenes de Video propalado por Panamericana Televisión Canal 5 TV de Lima Perú el día 14.o6.2005 8.00 a.m. aprox.

La cifra es escalofriante, dos millones representan la cuarta parte de la población de Lima, es decir una inmensa masa demográfica, dedicada al trabajo informal que abunda en Perú, no estamos hablando de las pequeñas muestras de niños excelentes que son lucidos en programas de televisión.

He leído trabajos publicados por la UNICEF, el Fondo de la Américas FONDAM y muchos otros trabajos alrededor del tema de la niñez en Perú, todos dan cifras aún más estremecedoras.

Conozco a innumerables adultos que fueron despedidos de su trabajo hace muchos años y ellos tienen que buscar recursos realizando cualquier tarea: pintando casas, trabajos de plomería, electricidad, guardianía, es decir cualquier ocupación que les permita acceder a unos cuantos soles, para con ello acudir a su familia que requiere para el sustento alimenticio, estudios y alguna ropa que pudieran conseguir, si tuvieran suerte.

Cierto día un vecino realizaba en casa unas labores, por las cuales le pagamos un dinero y vino acompañado de su hija de 11 años, a quien le preguntamos qué tal le iba en sus estudios. Agregamos que debe estudiar para mas tarde, cuando sea adulto tenga un trabajo rentable y ella nos responde: Pero ¡ya trabajo actualmente…! Escuchar esto de los labios de una niña me resulta complicado aceptarlo. Acepto que a esa edad tenga que realizar labores en casa, ayudando a su madre tal vez en los quehaceres y en su tiempo libre, pero no que tenga que salir con una canasta bajo el brazo a vender empanadas por toda una tarde y los fines de semana todo el día, para con ello aportar al ingreso familiar. Se que el padre trabajaba en una institución para estatal como EsSalud, (hace años vienen reclamando infructuosamente ser repuestos en sus puestos de trabajo). Él fue despedido hace años y desde entonces tuvo que desempeñarse en trabajos eventuales y de poca paga, por ello las dos únicas hijas que tiene tuvieron que ayudarle desde temprana edad, es decir toda una familia se involucró en áreas para las cuales no estaban preparadas y dedicar los años de la niñez y del estudio a trajinar calles vendiendo sándwich y refrescos.

Esos años se perdieron en la actividad callejera, dejando de lado los juegos, el recreo y las tareas escolares que tenían que ser mal resueltas o simplemente omitir el hacerlo, porque el sueño y el hambre les vence, para luego asistir a un centro educativo terminar sus estudios con notas mediocres y aprendizajes nada sustanciales.

Estamos hablando del mejor de los casos, de niños que viven en un contexto familiar de economía deteriorada y asisten con cierta regularidad a una escuela. Estos niños, en el caso que lo consiguieran, serán mas tarde profesionales, pero muchos serán mediocres, ya que continuarán ejerciendo labores para sostener sus estudios y comprar útiles académicos mientras asisten a los institutos o universidades, si la suerte les acompañara.

Pero qué decir de los otros niños, de aquellos que no tuvieron la suerte de saber quienes fueron sus padres y peor aún de aquellos que crecieron en poder de los abuelos o los tíos, donde simplemente fungieron de criados o domésticos, porque ese es el destino de quienes no tienen padres que velen por ellos. Crecen sin control, sin amparo y sin la guía suficiente para atesorar valores y principios de justicia, solidaridad y amor, crecen en el desamparo total, en donde un pan del día anterior es un manjar y acceder a una pierna de pollo es un banquete; de aquellos que tienen que conformarse  ver llegar la navidad y recibir un juguete usado o reciclado, que le trajeron unos jóvenes voluntarios.

La Convención de los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989, dice que marcó un hito a partir del cual los gobiernos del mundo determinaron la prioridad en la protección de los niños y la inversión en su desarrollo, pero me pregunto ¿que ha sucedido en Perú desde aquella fecha, han transcurrido dieciséis años, para que hoy veamos esta cifra estadística en un medio de comunicación televisivo?

Definitivamente consideramos que hay un enorme descuido en el tratamiento de esa masa poblacional, existe un desorden en el gasto social y dedicación del gasto público que sabemos se orienta a otros fines, como por ejemplo el pago de la deuda externa que tiene ahorcado a muchos países en el mundo, de manera que la banca mundial ha visto propicio condonar la deuda de 18 países muy pobres del orbe. Por lo visto Perú aún no ha sido considerado como un país en esa categoría. Pero el estado persiste en brindar privilegios fiscales a las transnacionales que socavan y contaminan nuestro territorio para llevarse los minerales.

Sabemos que Perú se halla situado entre los primeros lugares en producción de oro, plata y otros minerales que dejan cerca del 50% de ingresos al fisco, pero por la exportación, no por la explotación ya que esto último es realizado bajo privilegios inexplicables, en donde algunas veces el fisco “resulta deudor” de  la transnacional por el juego de la “reinversión” y las “obras sociales” realizadas por las mineras, por ejemplo puerto de Ilo, Ferrocarril Toquepala, carreteras diversas, represas, que no son sino obras necesarias para el desarrollo de la empresa y que las etiquetan como obras sociales, pero ese es otro tema como también el de la contaminación del medio ambiente, lo cual también redunda en la salud de nuestros niños.

Hoy me estremeció una nueva noticia, un niño de apenas 15 meses fue violado por su propio padre. Hace un  tiempo atrás, se supo que una niña en una escuela pública fue violentada por su maestro o el caso de una niña violentada por un Congresista, en las oficinas del Padre de la Patria. He escuchado a más de una señora que cuando era niña, fue violada reiteradamente por su padre, otras veces por su padrastro. Otras noticias nos revelan que frecuentemente se encuentran niños recién nacidos abandonados en basurales, acequias o descampados.

Es decir, nuestros niños están siendo agredidos por sus propios padres, abandonados por sus madres y  lo peor de todo es que el sistema permite que se explote a estos niños, en trabajos que no corresponden a la infancia y realizados de la manera más descarnada que pueda imaginarse.

¿Qué sucede con nuestros niños en Perú? Aunque esto es un fenómeno a nivel mundial, en que los niños son victimas de la pedofilia por miembros del clero, y del crimen por el simple hecho de no dejar de llorar, como en innumerables casos de niños africanos utilizados para rituales en el Reino Unido, o también en varios casos de asesinatos en Perú, como la masacre de 72 campesinos de la comunidad ayacuchana de Accomarca, el 14 de agosto de 1985, en donde fueron asesinados niños por efectivos de las fuerzas armadas o la muerte de un niño canadiense en Camboya en manos criminales, el 16 de Junio del 2005.

Prosigo, en Perú, nuestros niños son explotados en largas jornadas de trabajo, violados por sus progenitores, miembros del clero o sus propios maestros; abandonados por sus madres quienes a su vez también los negocian en casos patéticos. En los años 90 me enteré de un caso que una niña con limitaciones físico mentales, fue violada por un individuo que supuestamente apoyaba a grupos de enfermos, dentro de una organización religiosa y estos ejemplos no son sino apenas la punta del iceberg.

Creemos que definitivamente, aunque muchos puedan objetarlo, esto no es más que el reflejo de la debacle moral en nuestra sociedad, lo que a su vez es producto del desacierto en materia educativa, profilaxis en salud y problemas económicos de diversa índole.

Nosotros, desde nuestra posición de analistas no nos limitamos a criticar esta realidad, sino que lanzamos propuestas, damos alternativas para superar esta situación, que denigra a nuestra sociedad y no nos referimos solo al sector empobrecido, sino también a los que tienen un mejor status, ya que en medio de ellos también se dan “asesinos del martillo”, violadores, consumidores de droga, que no son sino la consecuencia de una niñez en abandono y descuido de padres que lejos de cumplir sus roles se desentendieron de sus hijos dejándoles en manos de “nanas” o amas de llaves, que tenían que administrar las mansiones y también encargarse de la crianza de hijos que mas tarde desencadenarían problemáticas que se incluyeron en las crónicas el crimen.

Nuestros niños requieren hogares constituidos, en donde los padres cumplan el rol preciso, los maestros eduquen responsablemente a quienes se les confía y no lo hagan de manera informal, como sucede en muchos casos.

Por ejemplo se de un caso de un profesor de Computación, de una escuela que alquilan una cabina de Internet particular, allí este profesor lleva a los niños y los sitúa frente a las computadoras, luego les dice que para las próximas dos horas tienen el equipo a su disposición, que él regresará, pero si desean algo les da su correo electrónico. O de otros casos donde en primer grado de primaria les enseñan que es un mouse, teclado, cpu y monitor, los hacen dibujar; en segundo grado, lo mismo; en tercer grado, ídem y así sucesivamente y estamos hablando de colegios particulares, qué decir de colegios estatales donde  el tan cacareado “programa Huascarán” no se cumplió a cabalidad.

Perú está permanentemente en reformas educativas que promueven la incertidumbre en maestros y procura insatisfacción en los educandos, que se convierten en “conejillos de indias” y su bagaje educativo-cultural resulta insuficiente.

Nuestros niños necesitan seguridad, alimento y educación, solo así podremos utilizar el slogan que realmente son “el futuro del país”, de otra manera es solo una frase burlona ya que efectivamente, con niños descuidados nos espera un futuro incierto. El presente que vivimos es consecuencia de un pasado informal y no debemos persistir en ello, debe darse el cambio de estructuras, de mentalidad, de criterios para ejercer el gobierno de un país que nunca fue pobre. Perú es un país promisorio, visto como despensa universal, pero que requiere que sus políticos sean honestos, la masa electoral debe considerar para los próximos meses que no debe repetir los errores del pasado. Es el pueblo quien tiene ahora la responsabilidad de elegir a quienes serán los futuros dirigentes del país, no repitamos los errores de elegir una vedette para el Congreso o personas que no tienen la base moral, el soporte técnico profesional para aportar desde el curul o el sillón presidencial  al desarrollo del país, que tengan la seriedad en el cumplimiento de la palabra empeñada desde el discurso en tabladillos electorales, que tenga la suficiente independencia para elegir gabinetes suficientemente capaces para trabajar y no para desgastar al país y en desmedro de la caja fiscal, para satisfacer sus caprichos en amantes y festines propios de los bacanales romanos. Solo así cada quien cumplirá su rol en pro del desarrollo del país y por ende de los niños que en su fragilidad resultan las victimas de un sistema irresponsable que a su vez proyecta esta inmadurez en ciudadanos que fungen de padres, maestros, clérigos y guías con serios problemas de conducta por decir lo menos, que utilizan las oficinas del congreso para violar a menores de edad.

Requerimos un adecuado  comportamiento de los medios de comunicación, los cuales deben ser orientados al enriquecimiento de nuestros valores y contenidos culturales, y no a la propalación de programas con travestis, novelas y series televisivas que distorsionan los afectos; diarios que tienen contenidos irrelevantes y titulares o primeras planas de escándalo y denigración de la mujer; necesitamos policías que velen por la seguridad ciudadana y no se dediquen a secuestros y robos; jueces probos que garanticen el ejercicios de la justicia y no sean vulnerables a la coima; y así seamos un país que irradie respeto y trabajo, rentabilidad y dignidad y que la inversión extranjera sea bienvenida pero con reglas de juego justas, con normas transparentes no de doble lectura.

Esperamos la rectificación de quienes son los responsables de la buena marcha de nuestro país

Jorge Paredes Romero

DNI 10380914