Mientras las punks se divierten en el Soho o los gays celebran los triunfos legales en diversas partes del mundo, en Perú continúan dándose los diversos modelos de vida marginal que pudiéramos imaginarnos. Considerando que estamos en plena carrera electoral, pronto tendremos innumerables tinglados, donde se pronunciaran los mas inverosímiles discursos que vienen preparando los asesores de prensa de los diversos candidatos a presidentes, congresistas, los que vienen invirtiendo tiempo y dinero, posando para los flash que deslumbran, en cuanta ocasión se presente en el quehacer social de nuestra horrible Lima.

Es tiempo en el que se deslindan complejos acuerdos que se firmaron años atrás, ahora es tiempo de cortar asociaciones ilícitas y buscar nuevos amores, es ocasión para buscar acercamientos de amigos perdidos y reencontrarse con las ideas extraviadas en un momento de pasión electoral que ya se dio. Ahora se enmiendan lapsus y se corrigen barbarismos pronunciados en fragores viejos, añejas intrigas que engendraron odios de apenas cinco años, hoy aquello debe diluirse en un abrazo hipócrita para dar lugar a nueva alianzas, no importa lo que se adjetivó ayer, hoy los nuevos sustantivos se acomodan, conjugando aspiraciones dignas de mejor alabanza.

Hoy se apoquinan capitales para la inversión obligada, en pos de la torta electoral que en su debido momento será repartida, para después poseer la piñata toda, no por trozos sino para reventarla en palacios, al ritmo del aplauso de los privilegiados que festejaran todos a una, el triunfo de los privilegiados que obtendrán la buena pro, para explotar los bienes adquiridos y la herencia fiscal que corresponde a nuevas voluntades.

El pueblo es lo de menos, ellos se buscan su propio pan, la cholada es creativa; hay que darle gusto a la oligarquía, a los socios de la conquista que se esforzaron para lograr tomar el poder. Los empresarios de siempre, los exportadores y los amigos de las mineras; los importadores con prebendas, los dueños de la pelota, ya cogieron su curul para seguir defendiendo sus intereses, las masas que sigan haciendo marchas, que griten, lloren y hagan huelgas de hambre, total   si siempre tienen hambre, de modo que sigan haciendo lo que ya tienen aprendido. ¡Sufre peruano…sufre¡

Pero siempre habrá ingenuos que siguen creyendo en la promesa fácil, en el verbo rebuscado de aquellos que también ensayan poses en los tabladillos, que a su vez son peleles de los otros, los verdaderos ogros que viven de la sangre del obrero, del contratado y del subempleado.

Por ahora estamos en el tiempo de poner en practica lo que se viene ensayando a puerta cerrada, discursos perfeccionados, con la ayuda de un coro de gente que aplaude con la esperanza que mas tarde le serán devueltas las gracias que hoy hacen para apoyar al candidato que se desgañita prometiendo, que ya reparte carreteras, represas y nos dice que pondrá las cosas en su sitio, que las transnacionales morderán el polvo y las mineras recibirán lo que corresponde. Hoy se promete trabajo, millones de puestos, duplicar, triplicar los sueldos, que Perú irá al mundial y que la selva será el nuevo emporio de riqueza para los peruanos. Loreto y Pucallpa tienen todo cuanto necesitamos para tener alimento a la mesa, pero la marginal quedó corta; comeremos pescado frito a precio de muelle y que las papas estarán en nuestra mesa a costos increíbles; el pan bajará de precio y no tendrá bromato, palabra de duende, que regala y no vende.

No seguiremos siendo el botadero de otros países, los carros usados no ingresarán al país, no sufriremos la contaminación que otros corrigen, no compraremos armas y seremos respetados, ese gasto será revertido en salud,  educación, las pensiones de los jubilados serán suficientes para vivir con dignidad. La educación tendrá un nivel envidiable, los libros llegarán a tus manos gratuitamente y serán textos de calidad, la educación será totalmente gratuita, las medicinas bajarán de precio y serán objeto de un control de calidad a toda prueba. Todos tendrán luz, agua y desagüe a precio social, veredas, pistas y movilidad masiva.

Es decir en el próximo gobierno todos los problemas quedarán resueltos, ya no habrán pobres ni analfabetos, la gente vivirá más de 100 años y las enfermedades huirán de Perú porque seremos fuertes y saludables.

Tendremos una policía realmente servicial, la cárcel para todo malandrín y si en este gobierno hubo dolor pues a la cárcel con sus huesos, que para eso la justicia será válida y accesible al pueblo. Habrán jueces probos, no existirán policías que secuestren ni asalten bancos, todo será concebido con una autentica equidad y respeto a las leyes. El jornal será justo y todos tendrán casa propia, estabilidad en el trabajo y los jóvenes acceso a una educación universitaria libre del acoso político. El terrorismo no tendrá cabida en una sociedad que está en permanente progreso y los niños nacerán en un clima de paz social nunca visto, porque nosotros somos la solución. Eso te dirá el político desde el estrado que se armará en la plaza de tu barrio, adonde acudirán grupos de gente que se confundirán con tu pobreza, bailaran huayno y comerán cebiche, degustarán el olluquito con charqui que preparaste en casa y tomarán en brazo a tus nenes, no importa le mojen la camisa, eso es lo de menos, es parte del riesgo electoral.

Y después de meses de festejar el triunfo en las urnas, vendrá el ensueño del mensaje presidencial desde el Congreso, donde todavía seguiremos bajo los efectos del adormecedor cúmulo de promesas que aun resuenan en nuestros oídos, hasta conforme avancen los meses del 2006 y despertemos a una nueva pesadilla en la cual viviremos por cinco años mas, con la esperanza que un nuevo flautista nos regale melodías, que nos hagan caer en una nueva modorra y así seguiremos de mano en mano, hasta el fin de nuestros días en los que daremos el último suspiro con la esperanza que mañana vendrán tiempos mejores.

Así que, a lavarse las orejas que se nos viene nuevos discursos, abrir bien los ojos que descubriremos nuevas arrugas en los rostros de siempre y en los nuevos quizá se nos presente la esperanza de que ¡Este si cumplirá! y cual incautos electores caigamos otra vez en la trampa del verbo adornado que se engarza en nuestro entendimiento dándonos la sensación que acabamos de descubrir un nuevo mundo.

Murió el payaso, se descalabró el trapecista, no importa… El pueblo puede reírse de ellos, para eso les pagan... (Palabras de un político)

¡La función debe continuar…!

Jorge Paredes Romero

DNI 10380914