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La verdad hay que decirla
Jorge Paredes Romero
Periodista y humanista peruano
Yo soy del pueblo, no tengo poder económico y para defenderme hago
muchos esfuerzos y todos deben saber que el abuso, el atropello, la
explotación y todo cuanto gira alrededor de la corrupción e
inmoralidad, será siempre objeto de mi crítica y ataque, porque hay
mucha gente que sufre y muere por culpa de quienes teniendo en su
mano el poder, lo utilizan para pisotear y destruir, pudiendo hacer
felices a tantas personas sin embargo, su propósito es egoísta y
malévolo. Me molesta que en todo asunto que se investiga, al final de
cuentas se diga: No hay pruebas suficientes... No hay comisión de
delito... El monto no justifica... ¡ARCHÍVESE!
Aún cuando el delito está más claro que el agua, sin embargo solemos
escuchar ese tipo de deducciones de boca de jueces, fiscales,
vocales, etc. Es decir aún con la presencia del muerto, suele
decirse no hay pruebas suficientes. Así de triste es la situación
judicial en nuestro país. Ahora bien, estamos tan acostumbrados a
que en nuestras narices se burle fulano o sutano, solo porque tiene
un carguito muy cercano al congresista tal, o es familia de un
general, o quizá su hermano trabaja con el ministro tal o cual...
¿A qué vienen estos comentarios? pues sencillamente frente a tanta
desvergüenza de quienes ostentan el poder, de hacer y deshacer
cuanto les venga en gana, incluso se dan el lujo de mandar al traste
las leyes, autoridades y normas éticas, no nos queda sino pensar que,
todo cuanto sucede a nuestro alrededor, no es más que un plan
siniestro para seguir manipulando nuestras conciencias, dosificando
la educación y los alimentos, creando escalas remunerativas de
hambre, desdeñando la calidad del trabajador, para solamente darle
migajas al verdadero hacedor de fortunas, al trabajador.
He decidido dejar atrás aquellas ideas románticas de cómo
conceptuaba la política, antes creía y confiaba en el orador que
arrastraba multitudes, hoy me doy cuenta que esa clase de gente, lo
único que hace es estudiar leyes, oratoria y ponerse en un
tabladillo para mentir y engañar, ya que así logrará convencer a
miles de votantes, quienes inocentemente marcaran una cédula de
sufragio, donde se encuentre la foto o el signo que apoye a su
“candidatura”, quizá haya alguno que sea la diferencia, la
excepción...
Antes, no lo puedo negar, cuando era joven, creía como muchos en la
buena voluntad y generosidad, en la renuncia y el apostolado de los
políticos, hoy ya no. “El diablo sabe más por viejo que por diablo”
y eso es un sabio dicho popular, hoy no podemos ya confiar en
quienes han echado mano de las arcas fiscales para llenar sus
bolsillos, utilizando sus cargos diversos. Ahora tenemos una clara
idea de cómo se cocinan los actos políticos, como se planifica dorar
imágenes, darles brillo fatuo y así arrastrar multitudes. Puede
hacerse de un criminal un potencial congresista, o de un traficante
un alcalde. ¿Acaso no somos testigos de cuántos generales han robado
con el cuento de la compra de armas? del robo de gasolina y los
reclutas fantasmas? ¿No sabemos de congresistas que
recibieron miles y miles de dólares para sus campañas eleccionarias,
a cambio de posterior apoyo incondicional? ¿Y saben?, pasará un poco
de tiempo y los veremos postular para congresistas, alcaldes y
alguno hasta para presidente.
¿No sabemos de barcos transportando droga y contrabando? ¿De aviones
‘presidenciales acarreando estupefacientes? ¿No sabemos de ministros
negociando con medicamentos obsoletos y equipos chatarra para los
hospitales? ¿No hemos visto y conocido a “periodistas” dorar
titulares a cambio de dinero? ¿No somos testigos de cómo, empresarios
periodísticos venden editoriales a cambio de impunidad? Lo que es
peor es que jueces, vocales, fiscales, contralores, superintendentes
de aduana, es decir la plana mayor de nuestro país, quienes manejan
los recursos e ingresos fiscales, todos ellos, echando mano de lo que
pertenece a la nación, utilizando esos recursos para sus fines nada
santos, son quienes ahora se lavan las manos, se desgañitan gritando
inocencia, poco les falta para que tramiten su beatitud...
Entonces ahora que el río suena, que hay escándalos por docenas,
¿acaso no podemos pensar que todo eso no pasará de ser un sonido de
tostadora y una vez pasado el bullicio todos se pondrán a disfrutar
la torta alrededor de una mesa, donde se acomodaran tirios y
troyanos, todos a una sola voz darán hurras por el botín y no serán
al fin sino una pandilla de rateros que encontraron la mina de sus
sueños?, se regocijan mientras el pueblo tendrá que conformarse con
las migajas que previamente se programaron para acallar las voces de
protesta, que indudablemente se harán sentir y los que protesten
acabarán en la cárcel, tildados de terroristas o tal vez muerto en
algún callejón o bajo algún puente del río.
Hasta ese riesgo lo corro yo, pero debo denunciar lo que siento, lo
que he visto y oído y lo que mi gente sufre entre lagrimas y
pesares. La tristeza del pueblo es el acicate y su sonrisa mi aliento, quiero transformarla
en sonrisas; es difícil pero es mi sueño. La sonrisa de un pobre es
un premio enorme, la carcajada del rico es hiriente y ofensiva. Cada
día converso con gente revolucionaria con muchos siglos de rabia
contenida, de resentimientos justos, de ansias de justa revancha e
inútil
búsqueda de justicia, ello ha transformado y envilecido a las masas que
no encuentran, lamentablemente otra manera de hacer sentir su
disgusto. Yo no concuerdo con el terrorismo criminal, tanto el
utilizado por las masas enardecidas, como por el gobierno, ya que
existen dos clases de terrorismo, ambos son perniciosos. El crimen
apantallado es más grave Lamentablemente muchas muertes de miles de
inocentes que cayeron entre dos fuegos.
Lo que es peor, al poderoso le queda el mecanismo de llamarnos
terroristas a quienes enarbolamos una bandera de protesta, a quien
alza su voz en medio del gentío y vocifera con el llanto de sus
entrañas, con el clamor de estómagos vacíos, de mentes
desatendidas, de cuerpos flagelados por el abandono social, de ojos
vidriosos por la debilidad, que corroe sus cuerpos y los lleva
inevitablemente a un mundo de enfermedades, tuberculosis e
inanición. Sería maravilloso que la tropa y Sub Oficiales de las
Fuerzas Armadas y Policiales tomaran conciencia de su verdadera
extracción, son del pueblo, e hicieran todo lo posible por tomar partido
por él, por ese pueblo que sufre las mismas limitaciones que ellos:
propinas insultantes y sueldos de hambre, el poder utiliza a la
tropa y a la policía para enfrentarla al pueblo, para reprimir las
protestas justas de quienes ven atropellados sus derechos y en esa
marcha también los corrompe, los educa en violencia y los hace
destructivos de sí mismos y encima de ello les da dineros extras por
contratos con mineras y eso envilece a esos uniformados. ¡Una pena!
Lo que abunda en Perú es miseria y miserables, los que viven en
esteras, en los cerros, sin trabajo, sin seguro, sin escuela, mueren
en sus enfermedades, aquellas que para los ricos son desconocidas;
no tienen ropas o visten las usadas que obtienen de misericordia, no
conocen libros, ni juegos en Navidad, apenas se consuelan con lo que
les llega obsequiado por algunas entidades caritativas, pero con
esas donaciones pueden mitigar sus penas y sonreír, yo lo he
visto....
Hay muchísima gente que muere de frío, mientras otros llenan roperos
con ropas de lujo; hay muchos que viven sufriendo, enfermos, porque no
tienen medicinas, que los otros atesoran y les enriquece; hay
quienes viven en
ignorancia, mientras los otros se regodean en lujosos colegios
particulares, muchos de ellos de religiosos que dicen ser émulos de
Cristo ¡Gran Mentira! Conozco escasos casos de auténticos
Cristianos, pero son reitero: escasos... La ayuda permanentemente
espiritual se transforma en una burla, es necesario ayudar con
educación gratuita; alimento y ropa digna, trabajo justamente
remunerado; solidaridad y dignidad.
Recuerdan Uds. esos tiempos de parlamentos en los que abundaba el
licor y los invertidos? Con la bicameralidad pueden retornar esos
tiempos de insulsa política, quienes la reclaman pueden caer en el
ocaso y la inmoral convivencia del gasto superfluo e inútil, para
seguir dando leyes que no se cumplen ni efectivizan. Perú tiene
record de leyes, muchas de ellas con nombre propio, pero qué de
aquellas necesarias para beneficiar a las masas? Qué de aquellas que
rescaten la dignidad de la trabajadora del hogar? Del pescador? Del
transportista? Qué de aquellas leyes que recuperen la dignidad del
Maestro y del Policía? Pero viéndolo bien, están aumentando los
invertidos, hasta quieren invadir la educación con sus miserias, los
hay de todo, alcaldes y luego se hacen congresistas, para unidos
redactar sus leyes torcidas...
Estos se sirven en opíparas mesas, cual sibaritas posesos, se
deleitan en orgías que pagan con dinero de nuestros impuestos,
satisfacen su lujuria con sus parejas y los otros con bataclanas pagadas con dinero del fisco,
mientras al maestro, al policía y a la enfermera le dan cincuenta
céntimos diarios de aumento como si fuera gran cosa... hasta se van
al extranjero con sus novios de acompañantes y todo con el dinero
del municipio... y después se arrejuntan en otro palacio...
Acaso eso no revienta...? Ellos gastan en una noche de parranda
miles de dólares, mientras que una madre muere porque no hay
atención especializada en un hospital; ellos revientan abotagados de
whisky mientras los pueblos jóvenes carecen de agua; ellos juegan
golf en amplios pastos bien cuidados, mientras los campos agotados
no producen; importan medicinas para ellos y sus familias mientras
el pueblo tiene que conformarse con paracetamol, ibuprofeno y
pastillitas de colores; ellos pueden comprar
ropas de marca mientras el pueblo tiene que contentarse con ropas
donadas que ya sufrieron clasificación previa, si tienen la
desfachatez de abrir los fardos donados y escogen lo que les place; su mesa conoce caviar
y vinos de cosecha, mientras en la ramada del barrio se consume
raciones donadas.
Así es como se establece la comparación entre los que gobiernan y co
- gobiernan y los gobernados, esa es la triste realidad,
lastimosamente el pueblo empobrecido tiene que sobrevivir arañando
la tierra improductiva, pescando en mar depredado, conformándose con
peces de aguas cloacales, viviendo en esteras, con el miedo de ser
incendiados y erradicados, cual pestilentes leprosos, en cualquier
momento por el “dueño de la tierra”, esperando vengan con la policía
armada para imponer la minería.
Aquí en Perú se pueden escribir muchas páginas sobre tragedias,
crímenes, volcaduras, ajustes de cuentas, fratricidios, incestos y
abusos,
porque la violencia y el Sistema , mejor dicho los encargados que
son a los que engañados elegimos, se han enseñoreado sobre nuestra población,
la que se pelea
por un pedazo de tierra o un puesto de trabajo; se llega a tomar el
puñal por un metro cuadrado en un mercadillo, donde venden la pallapa de
su comadre; la norma de que “el vivo vive del sonso y el
sonso de su trabajo” es la regla del día, pedirse prestado es usual,
lloran y se arrodillan, después para pagar te insultan y hasta te
pegan, esto es producto de la misma necesidad, pero muchas veces
vemos a gente que sabe comer pan seco o guardado y de otros que gastan
en polladas y cerveza, eso si y con ello dan de ganar a
transnacionales fabricantes de cerveza, porque ya la espumante no es
peruana
La gente se conforma en comer bagazo cuando compra pollo en los
mercados, aves con crecimientos apurados con hormonas y carnes
teñidas con colorantes, huevos que son pura facha, ni colesterol
tienen; encima te arriman carne de burro o caballo para el bistec,
los productos que llegan a los mercados del barrio son aquellos
desechados por los supermercados, quienes tienen productos de
primera, pero para quienes pueden comprarlos. Pero también todos los
días comemos engrudo horneado, porque el pan de cada día lo hacen de
eso, engrudo ya que previamente le sacaron el germen y el salvado
para comercializarlo aparte, ¿quién? pues aquel que es dueño de
bancos, puertos y financieras... y anda de la manito con todos los
gobiernos
Esto debe cambiar, Perú necesita cambio y debe cambiar, hay que
lograrlo, hay que conseguirlo, vamos a seguir luchando para que este
se dé
Jorge Paredes Romero |
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