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De cinco,
tres
Dario
Mejia
En el programa radial "El Heraldo Musical" del día viernes 7 de
octubre del presente, que se transmite por Radio Nacional del Perú a
todo el mundo (yo lo escucho en Melbourne, Australia), Celeste
Acosta, su conductora, dedicó el programa al Día de la Marinera, que
se celebraba en esa fecha en todo el Perú. Durante el programa,
Celeste contó que hace varias décadas Nicomedes Santa Cruz grabó un
disco sobre la marinera limeña pero no invitó a la grabación aquella
a uno de los mejores intérpretes de marinera limeña que haya tenido
el Perú, Augusto Ascues. A raíz de ello, otros grandes cultores de
la marinera limeña, con Augusto Ascues, grabaron el LP "La marinera
limeña es así".
Parece que había cierta rivalidad entre Nicomedes Santa Cruz y
Augusto Ascues porque Ascues refutó ciertos conceptos que Santa Cruz
dio sobre la marinera limeña. Ascues, especialmente, no estaba de
acuerdo con el significado que Nicomedes Santa Cruz daba al término
"de cinco, tres".
Escuchar a Celeste Acosta contar sobre aquel desentendimiento que
había entre Augusto Ascues y Nicomedes Santa Cruz sobre "de cinco,
tres", trajo a mi memoria que algo al respecto lo conté en mi
artículo "Una jarana como Dios manda", escrito el 7 de diciembre de
2008. Como parte de mi artículo compartí, por primera vez en youtube,
una jarana "de cinco, tres" llevada a cabo en el set de Telecentro,
en 1979, con la participación de Augusto Ascues, Augusto "El Curita"
Gonzáles, Luciano Huambachano, Abelardo Vásquez, Oscar Avilés,
Carlos Hayre, Arturo "Zambo" Cavero, Pepe Villalobos, Lucy Avilés y
otros criollos más. El programa televisivo aquel fue conducido y
dirigido por el Dr. José Durand y Telecentro fue la fusión de canal
4 y canal 5 que hizo el gobierno militar en los 70.
Cuando por primera vez escuché la grabación que el dúo Montes y
Manrique hizo en 1911, en New York, de la marinera "Ingrata cual es
la fe", me llamó la atención que al momento que van a iniciar la
resbalosa dicen: "Vamos a resbalarnos. De cinco, tres, de nuevo y
acomodarse". Seguidamente, empieza la resbalosa.
El dicho "de cinco, tres" lo han interpretado de distinta manera, en
diferentes épocas. Criollos de la talla de Eudocio Carrera Vergara,
Nicomedes Santa Cruz y Augusto Ascues, lo mismo que el Dr. José
Durand, han dado, cada uno, una explicación distinta sobre "de
cinco, tres".
Eudocio Carrera Vergara, periodista y cronista costumbrista, fue un
criollo que al lado de Karamanduca, Pepe Ezeta, Augusto Paz, "el
cojo" Fernando Soria y otros criollos más, vivió las jaranas de
fines del siglo XIX e inicios del siglo XX. Eudocio Carrera, en su
libro "La Lima Criolla de 1900", edición corregida y aumentada,
Lima, 1954, cuenta y describe con lujo de detalles, y coplas, como
es una verdadera jarana.
Según Carrera, en los programas criollos de las radios, durante la
década de los 40 e inicios de los 50, se estaba tergiversando lo que
era una verdadera jarana y nadie hacía nada por aclarar aquello.
Razón por la cual él escribió una crónica donde detallaba como era
una jarana a inicios del siglo XX. Dos han sido siempre las
marineras reglamentarias que se cantaban en una jarana criolla
auténtica, señala Carrera, por lo que el dicho "No hay primera sin
segunda" se refiere a ello en forma sentenciosa. Cuando termina la
primera marinera, a la voz de "No hay primera sin segunda", coreada
por los presentes, viene la otra marinera. Es decir que esa segunda
tiene que ser, sí o sí, otra marinera. La resbalosa, añade nuestro
cronista, sigue en tercer lugar, como muere de una buena jarana, y
ésta debe ser bailada tres veces seguidas. De allí es que proviene
aquel dicho "de cinco, tres", que en otras palabras significa que en
la jarana, de cinco bailes tres son de la resbalosa.
Lo que sostiene Eudocio Carrera coincide con lo que Montes y
Manrique, en la marinera "Ingrata cual es la fe", antes de empezar
la resbalosa, dicen "de cinco, tres".
Por otro lado, Nicomedes Santa Cruz señala que cuando la marinera se
canta en desafío, entre dos personas, los duelos que se originan se
llaman de "cinco, tres" porque un máximo de cinco marineras es
triunfador quien primero gane tres, pasándose después a cantar la
resbalosa (Nicomedes Santa Cruz: Obras completas II, Investigación
(1958-1991)).
Augusto Ascues, por su parte ("Así es la marinera", Suplemento VSD
de La República, 2 de Julio de 1982), sostiene que tres son las
marineras de una jarana, después viene la resbalosa y luego sigue la
fuga. Todas se cantan en contrapunto. Como tres son las marineras
que se bailan, bailándose también la resbalosa y la fuga, de allí es
que proviene el dicho "de cinco, tres", contaría Ascues a la revista
Caretas unos años antes.
Hay tres clases de marinera limeña: marinera mayor, menor y de
término; señala Ascues en La República, añadiendo lo siguiente: "Se
diferencian por el tono: mayor y menor. La de término porque el
cantante y la guitarra tienen muchas tonalidades: tres en una sola
marinera. (...) Había un instrumento que se llamaba tamborete, en
forma de una caja mediana que tenía unas latas de dos pulgadas en
filas verticales cubriendo el hueco central y luego venían unas
maderitas de un cuarto de pulgada en filas horizontales, hasta que
llegaban más arriba del centro de la caja y le ponían un listón,
para que no se saliera. Allí se tocaba. O sea, habían el tamborete,
el cajón y la guitarra."
Al igual que Augusto Ascues, el Dr. José Durand señala que la jarana
"de cinco, tres" solía constar de tres marineras, cantadas y
bailadas, una resbalosa y su fuga ("El Señor de la Jarana", programa
especial televisivo producido y dirigido por José Durand en
Telecentro, Lima 1979).
Si muy bien la opinión de Nicomedes Santa Cruz es muy respetable,
con respecto a lo "de cinco, tres", se debe tener en cuenta que
Augusto Ascues decía que estaba errado. Santa Cruz, también menciona
aquel dicho cuando explica sobre el "zapateo" o "pasada", que es un
baile de desafío entre dos rivales. Nuestro investigador dice: "De
cinco-tres significa que, sobre un máximo de cinco pasadas por
rival, será declarado triunfador quien primero acumule tres
victorias". Esta explicación sobre el "zapateo" la aplica a la de la
marinera y, pienso, allí está la confusión que Augusto Ascues
criticaba por estar equivocada.
Pienso que tanto Eudocio Carrera como Augusto Ascues, y el Dr. José
Durand, están en lo correcto cuando explican sobre "de cinco, tres".
Hay que tener en cuenta que Eudocio Carrera era de una generación
anterior a la de Augusto Ascues y lo que cuenta sobre la jarana, él
lo vivió desde fines del siglo XIX. Por ese tiempo, y cuando Montes
y Manrique grabaron música peruana en New York, en 1911, la jarana
debió constar de tan sólo dos marineras, seguida de la resbalosa que
se bailaba tres veces, por ello se decía "de cinco, tres".
Augusto Ascues, por su lado, escuchó música criolla desde niño pero,
según lo contó en una oportunidad, no le encontraba sentido por ser
niño; interesándose en ella, realmente, a la edad de 18 años. O sea
que por la época en que Montes y Manrique graban en New York,
Augusto Ascues comenzaba a adentrarse y empezar a conocer los
secretos del criollismo que abundaba en su barrio de Malambo. En
1928, junto a su hermano Elías y Alejandro Sáez grabaron, en Lima,
marineras para la disquera Victor.
Tanto la música peruana como los bailes han sufrido
transformaciones, innovaciones y fusiones con el tiempo. En la
jarana, especialmente, se solía improvisar coplas y los encuentros
jaraneros eran tantos y tan alegres, lo mismo que emocionantes, que
los participantes deben haberse quedado con las palabras, y las
ganas, en la boca. Del mismo modo, sus pies deben haber continuado
moviéndose solos que, en alguna oportunidad, se les debe haber
ocurrido cantar tres marineras en vez de dos, como era
anteriormente, y así se quedó, así la conoció Augusto Ascues y así
continúa ejecutándose en los lugares donde todavía se cultiva la
marinera limeña.
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