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Queridos amigos:
Está circulando un proyecto de Código Urbanístico para la
Ciudad de Buenos Aires, redactado por las empresas
inmobiliarias, que no tiene en cuenta las condiciones del
medio natural sobre el cual la ciudad se asienta. Muchos
profesionales señalaron la falta de tratamiento de la ribera
del Río de la Plata, de la barranca que antiguamente marcaba
su costa y de los arroyos entubados. Todas ellas zonas cuyo
comportamiento hidrológico es diferente de las restantes.
Llama la atención que se olvidaran de la adaptación del
medio urbano a su soporte natural. Buenos Aires se encuentra
en la Pampa Ondulada, una zona de suaves colinas y de
lagunas hoy tapadas. Cualquier albañil sabe de los riesgos
de esconder con pintura una grieta estructural. Sin embargo,
los que manejan el urbanismo de esta ciudad creen que se
pueden ocultar los humedales con cemento.
Cuando se fundó Buenos Aires en 1580, se obedecieron las
Ordenanzas de Población de Carlos V y Felipe II, que después
fueron recopiladas en las Leyes de Indias. Esas normas
establecían criterios de relación con el contexto natural,
mucho más rigurosos que los que ahora se tienen en cuenta.
Sería sin embargo un error decir que el urbanismo porteño
atrasa sólo cuatro siglos, ya que los reyes de España se
habían basado en normas romanas, que hoy tienen dos mil años
de antigüedad.
En una reciente reunión con funcionarios del Gobierno de
la Ciudad les sugerí recomendar que el Código Urbanístico
tuviera en cuenta el comportamiento del agua subterránea, a
la que califiqué metafóricamente como "una ribera oculta".
Por supuesto, es improbable que lo hagan, dado el peso de la
rentabilidad privada por encima de cualquier consideración
ambiental.
Aquí les envío un enlace a las imágenes de una ponencia que
presenté en unas jornadas de la Sociedad Latinoamericana y
Caribeña de Historia Ambiental (SOLCHA). Muestra la
topografía de la ciudad, cuyo eje es la barranca histórica
que nace en Parque Lezama y termina pasando la Catedral de
San Isidro.
Pero además de negar la topografía, el proceso de
urbanización porteño no tuvo en cuenta los humedales
preexistentes.
En tiempos recientes, la mala gestión del concesionario del
servicio de agua y saneamiento potenció los problemas
derivados de la negación de los humedales. Van algunos mapas
históricos con ejemplos. En esos mapas históricos vemos un
rayado especial que señala las lagunas, pantanos y bañados
en zonas que después se llenaron de edificios. Es decir,
que allí están los humedales que hoy están escondidos pero
a los que el cambio climático vuelve a activar, inundando
los sótanos de miles de viviendas.
https://drive.google.com/file/d/0B2hSwWlO2NuaMHZ6TW4tckhlZEk/view
El geólogo Fernando Máximo Díaz destaca que vamos a
encontrar ascenso de napas en aquellos sitios que figuran
como humedales en los mapas históricos. En otras palabras,
que la inundación que viene desde abajo, las napas que
ascienden, no es una desgracia que llegue por sorpresa, sino
un fenómeno previsible.
Sólo falta que los que gestionan la ciudad lo tengan en
cuenta.
· La obra de arte que acompaña esta entrega es una acuarela
de la artista argentina Lola Frexas: "Canal de Venecia". Es
una forma de recordar que las ciudades tratan como paisaje
al agua que los habitantes pueden ver, pero suelen olvidar a
la que la naturaleza oculta.
Un gran abrazo a todos.
Antonio Elio
Brailovsky
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