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El despertar de una pesadilla
electoral
Jorge Paredes Romero
Periodista y humanista peruano
Releía los diversos comentarios sobre los momentos preelectorales
que se viven en Lima, en estos días de febrero del 2016 y en verdad
me encuentro ante una hemorragia de candidatos, considerando los
diecinueve, sin los retiros que pudieran darse a última hora y ya
está sucediendo.
Tengo muchos amigos en el extranjero, que vienen siguiendo este
proceso electoral y algunos de ellos me dicen que es probable vengan
de paseo a Perú y les digo que se preparen para los titulares que
tendrán en diarios, revistas y canales de televisión, sobre todo
para los que se dan en las redes sociales, que es donde mayormente
tienen conectados sus celulares y donde encontrarán los más
inverosímiles y perversos comentarios y tendrán que acostumbrarse a
la idea que la mayoría de estos candidatos tiene rabo de paja… y
también techo de vidrio, de allí es que algunos cuidan de no lanzar
piedras…
Luego frente al teclado me disponía a escribir algo referente a esto
y me imagine por unos instantes ser uno de aquellos extranjeros que
vienen a Perú y se encuentra con que la mayoría de candidatos son
adjetivados de manera tan dura y digo: ¿Qué pensará un extranjero,
que esa es la calidad de candidatos que tenemos para entre ellos
elegir a quien sería el próximo presidente constitucional de Perú?
¿En verdad estamos tan podridos que esto es lo mejor que tenemos? O
simplemente aquí se cumple aquello que “en un país de ciegos el
tuerto es rey…”
Y llego a la conclusión que esto sería como ingresar a un largo
sueño, del cual despertaría el 10 de abril del 2016 a las 4 de la
tarde, momento en el cual tendríamos un boca de urna que
prácticamente nos daría el nombre del elegido y si pues, una
pesadilla, porque si revisamos tendríamos lo siguiente:
Se dice que los candidatos son una especie de prontuariados, cada
quien con una larga de delitos muy graves: asesinato, robo,
asociación ilícita para delinquir, secuestro, y otros delitos como:
plagiadores, haber adquirido irregularmente títulos profesionales,
no tener identidad ni arraigo étnico – cultural, o pruebas de haber
trabajado, tienen signos de riqueza inexplicables y no tienen cómo
probar esos ingresos, a otros se les acusa y fue noticia, de estar
ligados con el narcotráfico, a otros de ser unos improvisados, otro
grupo de recibir encargo de fuerzas obscuras ocultas, otro por allí
es dipsómano, mitómano, uno es sospechoso de crímenes, pero los
tribunales no tienen pruebas, etc., etc.
Por otro lado se culpa a un sector marcado de ser extranjeros,
refiriéndose a que son japoneses, norteamericanos cercanos a los
franceses, otro a los judío y hasta ser vástagos de un sentenciado
por graves crímenes contra el país, historia por demás conocida.
Puede que haya algunos de los candidatos a los cuales no les caería
estos adjetivos, pero son personas que no tienen preferencia
electoral, desconocidos, sin mayor trascendencia entre la población,
es decir no tienen gran oportunidad y no tienen un soporte
marquetero suficiente, para transformarse en la sorpresa o
convertirse en el o la outsider de la campaña.
Entonces ver que entre estas personas se elegiría al presidente en
verdad asusta, es como vivir una pesadilla y surge una necesidad
urgente de querer despertar de ello, de todos modos en el supuesto
de ser un extranjero de visita en Perú, me preguntaría ¿Cómo es
posible que esa sea la calidad de personas entre las cuales se
deberá escoger, para que una de ellas obtenga la mayoría y sea
elegido presidente de Perú?
¿Es que no hay suficientes nacionales 100% identificados cultural,
étnica y políticamente?
¿Acaso no existen personajes que no tengan acumuladas estas
negativas características y deba recurrirse a estos?
¿Es que no existe memoria colectiva, capaz de ayudar en esta
selección?
¿Es que debemos recurrir necesariamente a extranjeros ligados a
transnacionales, al narcotráfico, al contrabando o la concesión
incorrecta?
Falta algo de ocho semanas para despertar de esta pesadilla
electoral…
www.red.peruesmas.com
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