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Perú
está al borde de un precipicio
Jorge Paredes
Romero
Periodista y
humanista peruano
Podría parecerles a Uds. exagerado, pero si analizamos detenidamente
punto por punto, lo que viene sucediendo en nuestro país,
concordarán al final, que el título es acertado.
En primer lugar, veamos la gobernabilidad, está totalmente ausente,
no hay reglas claras en cuanto al proceder del ya sexto gabinete,
los ministros actúan como que no conocieran la cartera que se les ha
confiado y dirigen, se toman medidas desacertadas, y entre todos hay
una discordancia enorme, incluso pareciera que tienen opiniones
divididas, se contradicen y dan a entender que no tuvieran reuniones
de coordinación, para el manejo de temas verdaderamente cruciales,
por ejemplo lo concerniente al descuento del aguinaldo de fiestas
patrias, y lo digo por el ministro de trabajo o la opinión en cuanto
el sueldo mínimo y lo referente a la seguridad ciudadana.
Temas muy importantes, que deberían ser resueltos, si es que
queremos dar a entender que deseamos desarrollar, son asuntos que no
se están manejando con soltura, y aquí si, se refleja una enorme
irresponsabilidad; lo primero es salud, no hay medidas que indiquen
que el gobierno esté confrontando las diversas patologías
regionales, en cuanto al clima especialmente, ahora en época de
frío, seguimos con las mismas deficiencias de años pasados; en
cuanto a educación, continuamos dando pena, los sondeos callejeros
indican graves deficiencias, incluso los concursos televisados son
para llorar; en trabajo, no hay cuando se haya alejado los fantasmas
del subempleo y mucho menos del desempleo, tampoco tenemos un sueldo
mínimo vital decoroso; la seguridad ciudadana peor, más aun cuando
vemos que la política está entrampada con la delincuencia y las
mafias, y la previsión social vulnerada, con la percepción a nivel
mundial de la estafa que significarían las AFP; entonces Perú se
encuentra por debajo del nivel de ser un país que busca desarrollar,
está simplemente empantanado en la corrupción, la improductividad
legislativa, la decepción del electorado, en cuanto al mandatario
elegido, cuyo ejercicio estos cuatro años deja mucho que desear y la
falta de esperanzas para el 2016.
Entonces qué hacer, sobre todo cuando se tiene también la percepción
que no se respeta el voto electoral, menos el conteo, sino que
alguien está decidiendo, sobre quien nos debe gobernar, el
electorado ya lo tiene claro, no hay confianza en el gobierno electo
y no hay confiabilidad en el poder electoral para lo que se viene el
2016, menos aún cuando estamos totalmente convencidos, que ninguno
de los candidatos refleje esperanzas, ninguno, absolutamente
ninguno, todos están envueltos en errores, omisiones y delitos, de
modo que cualquiera que salga elegido, nos llevaría a situaciones
iguales a las existentes, quizá peor, entonces, ¿qué nos espera?
Veamos, si no tenemos resultados favorables a Junio del 2015, ni
esperanzas para el 2016, algo tenemos que hacer. Propuse en algún
instante la formación de un organismo veedor o solicitar que se
forme uno de ancha base, porque tampoco lo que ha venido sucediendo
nos brinda seguridad, toda vez que el Sistema tiene copado todos los
organismos del mundo, la OEA, la ONU o los tribunales
supranacionales, tanto así, que ni siquiera podríamos confiar en un
equipo de premios nobel, porque también se han desvirtuado, ya que
no podemos comprender que Barack Obama haya sido elegido Nobel de la
paz y que MVLL sea también un Nobel con tan endebles declaraciones y
conductas discordantes.
Esto fue dicho hace
75 años.
De modo que, ni siquiera ejerciendo un voto bien pensado, podríamos
conseguir un gobernante confiable, reitero porque ya no es lo que
votemos, tampoco del resultado del conteo, sino a quien el Sistema
decida colocar como gobernante y tendríamos que aceptarlo, ya que
nadie se atrevería a contradecirlo o simplemente el dudar o
cuestionar, nos convertiría en hombre muerto, sino recordemos lo que
sucedió con Muamar el Gadafi, al hacerlo con su discurso ya
conocido, fue su sentencia de muerte.
NI siquiera la iglesia podría fungir de veedora y confiable, ya que
está tan o más contaminada que cualquier otro organismo, tendrían
que bajar todos los dioses conocidos y quizá allí si podríamos decir
que eso es lo confiable, pero tal como van las cosas, ya ni los
dioses son confiables, porque los organismos que los representan en
la tierra, también se han dedicado a los negocios turbios, entonces
tampoco creemos que en realidad sean confiables.
Todo se ha reducido socialmente a un centenar de personas, que son
las que tienen en sus manos los destinos del mundo, son ellos los
que ya tienen decidido quién gobernará Perú el 2016, de modo que
ahora no se trata de saber por quién votaremos, sino quien será el
designado para gobernarnos, es cuestión entonces de esperar, así
están las cosas mis amigos.
Surge la pregunta ¿cuándo y cómo se originaron los problemas en
Perú, porque siendo un país tan riquísimo aún sigue en la pendiente
del subdesarrollo? ¿Por qué se persiste en elegir a personas, que
poco o nada han hecho para conseguir que Perú, se eleve a la
posición que le corresponde por mucha razones? Tiene un inmenso
territorio, multidiversidad en todo sentido, tiene enormes y
variadas cantidades de recursos y sin embargo estamos situados en
bajas posiciones en todo aspecto: reservas, educación, nivel
técnico, imagen cultural, seguridad interna, etc., etc.
Sencillamente estamos podridos en cuanto a valores, especialmente de
quienes asumen cargos, de allí la frase “delincuentes disfrazados de
políticos”, que resume claramente qué es lo que tenemos en los
cargos de responsabilidad y aunque nos duela tener que aceptarlo, es
cierto: “La coima, y el descaro de saber, que a donde vayamos, vamos
a tener que hacer uso de la “gaseosita” o el “aceite”, para que
funcionen las cosas”, sea el tribunal de justicia, la oficina de
licencias, la dirección del colegio o el rectorado de la
universidad, o quizá conseguir un trabajo, a donde vayamos, veremos
que solo funcionan las cosas, si nos amparamos en el tarjetazo o la
recomendación, entonces qué país tenemos, qué es lo que debemos
hacer para erradicar toda esa podredumbre…
Ni creo que una revolución armada sea la solución, una revolución
sí, pero debe ser cultural, que procure alta espiritualidad al país
y no hablamos de religiones, porque eso está podrido también,
hablamos de conductas reflexivas, de recuperación de valores, de
sanear la familia en base al cambio personal, entonces si
conseguiremos que los grupos se conformen con personas de criterio
maduro, equilibrado, solidario y respetuoso, solo así podremos
conseguir el cambio.
Que los medios de comunicación retornen a su sitial informador y
renovador, pero no que se recurra a la chabacanería, al facilismo y
al escándalo, menos al comerciar con el cuerpo de la mujer, mucho
menos a la diversión grosera y mediocre, que se motive la lectura,
que se recurra al sano arte, a la sana alimentación, dejando de lado
la comida chatarra y disminuyendo los programas sociales o que estos
sean más focalizados, que el Maestro sea un apóstol y no un vil
empleado del anacronismo y el memorismo, de la repetición de
conceptos, si no que el estudiante piense, cree y recurra a la
investigación y a la experimentación
Que el juez sea amante del equilibrio, de lo justo y de lo honesto y
no se quiebre al mejor postor, que el consumismo sea descartado,
para dar paso a la frugalidad y a la temperancia, que se recuperen
las áreas verdes y se dé a la informática mejor uso, que se condene
a quienes ultrajen a los niños y maltraten a los animales, y así
mucho más, que nos permita darnos cuenta, que en verdad estamos
recuperando la racionalidad.
Jorge Paredes Romero |
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