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El Valle de Tambo en una mejor perspectiva

  Jorge Paredes Romero
Periodista y humanista peruano



Para muchos quizá el Valle de Tambo no es más que un conjunto de chacras, diseminadas a lo largo de un gran río, que lamentablemente ha visto mermada sus posibilidades de tener una mejor producción, debido a no tener un regadío permanente, ya que tenemos entendido que en unos meses, los llamados de estiaje, no dispone de suficiente agua, no obstante ser un río que en otros momentos deja perder en el Océano Pacífico, enormes cantidades del vital elemento.

Río arriba existe una represa, la de Pastogrande, que lamentablemente se encuentra en manos de un gobierno que tiene sus propias responsabilidades agrarias, pero también sus acuerdos con la minería, lo cual cumple religiosamente; la información de la que disponemos nos permite afirmar, que se han producido canalizaciones que proveen del líquido elemento a empresas mineras, las que de seguro retribuirán por tan magnánimo gesto a quien lo permita, no es cuestión de adivinar demasiado, para llegar a conocer sus beneficiarios.

Sin embargo, también sabemos que los agricultores moqueguanos levantan voces, buscando mejor agua tanto en calidad como en cantidad, para irrigar mas tierras que actualmente claman por agua para poder producir, pero rio abajo también se escuchan clamores por disponer de agua para los mismos fines, sobre todo unas tierras que se vieron privadas de una represa más generosa y favorable, si esta se hubiera construido en territorio desde el cual se tendría mayor capacidad de administrar esas aguas, pero también por información, que esto es conocido por muchos, se produjo una traición y gracias a ello es que Moquegua se vio favorecida.

Ahora la provincia de Islay viene clamando y reclamando por la represa de Paltiture, la misma que daría solución a estos problemas, los del estiaje sobre todo, pero quien debiera dar el visto bueno para tal presupuesto, simplemente no oye, no mira, se desentiende, quizá esperando este momento; si, creemos que haya esperado el momento que podemos llamarle “tiamariano“, para en algún momento soltar dicha represa, como un “toma y daca”, como un intercambio que sería en el caso de aceptarse algo vergonzoso, algo ridículo aceptarlo bajo esas condiciones: Tú me das la licencia para Tía María y yo te doy la represa, lo que sería pues ridículo, porque es algo que podría haberse conseguido de muchas maneras y no tener que negociarlo bajo estas condiciones, pero es un as bajo la manga del Sistema.

Pero ¿qué tiene el Valle de Tambo para considerarse fuerte agrariamente? Pues más de 5,000 personas que residen mayormente en Cocachacra, Deán Valdivia y Punta de Bombón, dependen de esta actividad, es el único sostén familiar y la vigencia de esas tierras como del río lo es todo en su vida, aunque no reciben mayor asistencia de parte del gobierno, en específico del ministerio de Agricultura, quienes a mi juicio deberían hace rato haber preparado a esta gente, que es un buen volumen, en el manejo de maquinarías que permitirían progresar en el agro y buscar canalizar todo la actividad hacia la agro industria, como una forma de dar valor agregado, que a su vez permitiría tener mejores utilidades, tanto al agricultor como al fisco y a su vez ampliar la frontera agrícola, para ello indudablemente se requiere de una represa.

El nivel educativo de los jóvenes pobladores es de un 15% nivel superior, no llegan al 50% pero tienen educación secundaria, la mayor parte hablan español, un pequeño 20% habla quechua o aymara.

Se tiene una buena cantidad de ganado en total algo de 18 mil cabezas mayormente vacuno, que son 12,000 una 4,000 cabezas de ovino y de porcino unas 3,000 cabezas, lo cual enriquece la zona, en lo agropecuario y permitiría ampliar lo agroindustrial de varias maneras, sin embargo no todos disponen de suficiente información, me refiero a lo pecuario, lo cual no les permite crecer y tener más protección en ese renglón, lo cual podría convertirse en una fortaleza, pero al igual o quizá peor que en lo agrario, no tiene la información y protección del estado.

Del mismo modo no hay líneas de crédito para los diversos rubros que existen, es decir el agro lo pecuaria, apenas un 40% que de todas maneras es exiguo, cuando debería ser mayor y al mismo tiempo de parte del estado, lo cual no existe, si de la banca privada, que como sabemos es de altos intereses.

Entonces existe pues, un marcado desinterés del estado en apoyar estas actividades, que son productoras de riqueza y que podrían ser mayores, si se tuviera acceso a maquinarias, créditos, información, sobre todo a desarrollar la agroindustria, lo cual como es sabido es proveedora de mayor riqueza y un despertar bullente, para quienes tiene básicamente disponibilidad de tierras y animales en crianza, como es el caso de la población del Valle de Tambo.

A estas alturas, con la agricultura abandonada por el estado y que sobrevive gracias al esfuerzo de su población dedicada, que son más de 5 mil personas, en territorios bien marcados, ha sobrevenido ahora una amenaza, que lejos de ayudarles solamente les pondría bajo una espada de Damocles, que en cualquier momento empezaría a actuar de manera clara, como contaminación creciente, disminución de recursos hídricos, aparición de aguas contaminadas, ya que los recursos hídricos de los cuales se dispone, tienen también origen subterráneo, en cuanto a la humidificación de la zona y el aumento de contaminantes en la costa, lo cual en alguna manera va a repercutir en la zona agrícola, entonces el Valle de Tambo se ve amenazado a corto, mediano y largo plazo, el cual es el mayor peligro, toda vez que a mediano y largo plazo definitivamente aparecerán los peligros propios del agro, teniendo a pocos kilómetros la presencia de una mina a tajo abierto, que intervendría de una manera u otra en los cursos de agua del subsuelo y que sabemos cómo es su actuar, que de cualquier manera intervendrá en esos cursos de agua, de tal modo que sumándose a esto los polvos, las filtraciones, por más que se nieguen, de la lixiviación, mas los pasivos ambientales mineros que siempre existen, por más que se nieguen en todos los idiomas, de modo que el Valle de Tambo tenderá a desaparecer, si es que se da la minera, apenas a 4 kilómetros de las zonas agrícolas, regadío y poblacional.

Jorge Paredes Romero
DNI 10380914

 
     

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