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Permítanme unos
minutos de su tiempo…
Jorge Paredes Romero
Periodista y Humanista peruano
Cuando uno llega a una edad, en la que por esas cosas de la vida
siente que ha realizado casi todos sus sueños y aspiraciones,
también sabe que se ha equivocado mucho más que otros y eso es
justamente lo que nos da experiencia, no de habernos equivocado,
sino de haber corregido lo que hicimos mal, en base a ello quiero
ahora dirigirme a todos Uds., permítanme llegar a los miembros de la
familia, que estoy seguro en algo han de ser útil de mis palabras.
Empezaré por los niños, a ellos quiero decirles que nunca tendrán en
la vida, mejor oportunidad de crecer y no solo físicamente, sino
espiritualmente, ya que en la edad que tienen, es cuando el ser está
más dispuesto a aprender, a conocer, a interesarse por aquello que
deslumbra, todo ello significará lo mejor que puedan tener y hacer
más tarde en la vida. De modo que es mejor tomarse su tiempo, vivir
con tranquilidad, vivir la edad y dejar para más tarde lo que
corresponde a los mayores. Estudiar, aprender y saber integrarse a
la familia y a la sociedad, pero con cuidado y con respeto.
A los adolescentes deseo decirles que también es mejor tomar su
tiempo, antes de aventurarse a experimentar lo que resulta
desconocido, todo tiene su tiempo, no rompan la cadena de la vida y
de la experiencia; aquello que tanto ansían, vendrá poco a poco, sin
apresurarse, lo principal en su edad debe ser estudiar, aprender
todo cuanto sea posible, si en algo tienen curiosidad, consulten con
sus padres, es con quienes más deben confiar en todo, es quizá la
edad cuando más tendrán que cuidarse, sobre todo de los amigos
mayores, quienes quizá no con mala fe, pero si con ciertos afanes,
pueden llevarlos a caminos equivocados, es mejor siempre consultar
con sus padres o con sus mayores en la familia, antes de tomar una
decisión.
Y ahora en especial a los jóvenes, que son los más numerosos,
decirles que sepan disfrutar de la vida sin romper ilusiones, sin
estropear ideales, sin hacer sufrir a otros y mejor aún sin tener que sufrir
Uds. mismos, ya que resulta casi siempre ocasión de remordimientos,
aquello que uno hace sin medir las consecuencias y siendo jóvenes es
cuando más errores cometemos, de modo que es inevitable equivocarse,
pero siempre es bueno entonces rectificar, pedir disculpas y no
reiterar el error.
Al adulto, al que ya se casó, al que procreó hijos, al que decidió
ser compañero o compañera, deben saber que lo mejor que uno puede
hacer es, construir la felicidad con la persona que escogieron y no
tener que probar nuevas oportunidades, no siempre resultan las
acertadas, lo mejor que uno puede más tarde tener en la vejez, es un
hogar constituido con firmeza, sin medias tintas, ni conciencias
aturdidas.
Pero hay aun algo más, la tercera edad en la que muchos decidimos
servir por sobre todas las cosas, dar de nosotros para promover la
felicidad en otros, nos convertimos en los “asesores” de muchas
personas y también de parejas que a veces nos buscan, para
preguntarnos el secreto de nuestra larga permanencia en el
matrimonio, y creemos tener todas las claves y secretos cuando no es
así, solo tenemos soluciones para casos parecidos, porque cada
pareja es un mundo diferente y necesita soluciones también
diferentes, de todos modos, algo podemos ayudar y no siempre con los
aciertos, sino también con los errores, porque de ello también se
aprende.
A quienes ya sobrepasamos los 70 años de edad, que es el promedio de
vida aquí en Perú, debemos considerar en cómo dejamos nuestros
asuntos, solucionarlos, arreglarlos, ordenar todo cuanto se refiera
a propiedades, dinero y sobre todo en cuanto a discusiones y
enojosas situaciones que hayamos tenido, siempre es bueno solucionar
todo, saber pedir perdón y dar oportunidad a que otros nos perdonen.
No significa esto que, ya pensamos en morir, pero uno nunca sabe,
estamos más vulnerables, después de todo, la muerte es parte de
nuestra existencia, sucede con todos, de ello nadie se escapa.
Las razones por las cuales tenemos miedo a la muerte, es porque no
supimos vivir, entonces la clave está en vivir a plenitud, sin hacer
daño a nadie y jamás construir nuestra propia felicidad, sobre la
pena y tristeza de los demás.
Reitero, nadie es perfecto, los adultos somos los que más nos hemos
equivocado, la diferencia está en que también supimos corregir, de
modo que quise llegar a Uds. no como un modelo, sino como un
testimonio que si se puede, más aun cuando se tuvo a muy temprana
edad limitaciones, producto de un accidente, aunque siempre he
pensado que no fue tal, pero no interesa ya, ahora es el tiempo de
evaluar y también de ayudar, es esa la motivación de mis palabras
ahora. Bendiciones a todos
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