a un amigo
por confusión creían que era el dueño de la
fábrica, al dueño le estaban cobrando cupos, nuestros compatriotas son de lo
peor, yo te aconsejo que no te metas muy a fondo, vive tus últimos años
felices disfrutando de tu familia, yo fui dirigente a nivel nacional de la
federación, como debe de ser estuve más de 20 años luchando Pero cuando las
autoridades son corruptas, no puedes hacer nada Acá también pasa igual un
peruano es el detractor de otro peruano
Esto lo ha escrito una buena amiga, nos conocimos allá por el 86, no quiero
desmerecer sus excelentes intenciones de protegernos, de querer nuestro
bien, pero pregunto:
¿Qué sucedería si yo abandonase la lucha emprendida hace ya más de 55 años,
claro, la inicié allá el año 1959 en Mollendo cuando necesité proyectarme,
hacerme escuchar, decir a mucha gente que yo era consciente del sufrimiento
de los demás y de mi mismo, por ese entonces estudiaba la secundaria, estaba
en cuarto año de secundará en el Colegio Nacional Deán Valdivia y teníamos
un profesor de letras a quien le decíamos “Caserito”, a él fue a quien le
pedí ayuda para publicar a mimeógrafo, el semanario que por entonces fundé,
cuyo nombre era “La razón”
Quién iba a creer que ese episodio y los que continuaron iban a ser
observados por un compañero de la escuela menor que yo quien más tarde
llegaría a ser alto funcionario de gobierno y dirigente de la Federación de
Periodistas del Perú, quien dijo aquella frase que no se me olvida y fue
cuando le dije mira amigo, yo no soy periodista a lo que él respondió así:
“Mira Jorge si lo que tú haces no es periodismo, entonces no se qué soy yo”
y pues él es un reconocido periodista, ha dirigido varios medios de prensa y
reitero ha ocupado un alto cargo en la PCM, en el área de Prensa, ha sido
asesor de políticos connotados, etc.
Pero luego de aquello salió el segundo número y el terceo lo sacamos en la
Imprenta Podestá, recuerdo como permanecía en ese sótano de la calle
Arequipa en la ciudad de Mollendo al lado del cajista, o en otro omento en
la máquina de palanca con la que imprimirá el Sr. Podestá muchas hojas con
publicidad y otras cosas.
Mi vida era del colegio a la imprenta, en ese sótano de la calle Arequipa
hasta que salió el tercer número pero sería el último porque no logramos
sacar el cuarto número. Lo cierto es que fueron mis primeros intentos por
hacer periodismo más tarde recuerdo haber trabajo eventualmente en el Diario
Correo, al frente donde vivía mi familia en la calle La Merced 5ta cuadra en
la ciudad de Arequipa.
Años más tarde, ya en le Universidad San Agustín de Arequipa, cursaba el
último año del entonces Programa de Psicología de dicha universidad y
publiqué un libro cuyo título era “La casa del jabonero” un nuevo intento
por conseguir justicia social en una sociedad que ya estaba oliendo a
podredumbre, en donde los recursos presupuestarios del gobierno se dedicaba
a cualquier, cosa menos a su real cometido, igual que ahora.
El libro fue publicado gracias a la ayuda de mi padre quien residía en Lima,
yo estudiaba en Arequipa y mi dedicación era absoluta para los estudios,
había abandonado el trabajo por cuanto el horario exigía asistencia continua
y pues mi decisión era ser Psicólogo.
EL libro fue puesto a la venta en kioscos que es la manera usual como se
hacía por entonces y en algunas librerías que aceptaron, dejé las copias
pertinentes en la Universidad otras en la biblioteca municipal en la calle
Tristán. Era el año 1972 mes de Junio y lo recuerdo bien porque tengo un
documento emanado del CEPP Centro de Estudiantes del Programa de Psicología
por entonces daba conferencias en Teatro ”El Ateneo”, donde ciertamente
emitían películas comerciales pero era el foro donde donde se difundían los
hechos culturales de la época, del mismo modo en Radio Universidad, otras
emisoras canales de televisión, es decir una fiebre debido al Proyecto de
“Crear un Consultorio de Psicología Jurídica en la Universidad”, etc.
Pero también el libro predicaba sobre la necesidad de establecer una reforma
carcelaria en el país y por entonces quien era ministerio del interior era
el General Artola, pues de ese organismo emanó una Comisión ministerial que
llegó a la ciudad de Arequipa, estaba presidida por un sacerdote de apellido
Rodríguez creo Pinto y se puso en contacto conmigo empezamos algunas
labores, mas conferencias, más radios entrevistas, etc., pero aunque por
años nunca lo relacioné por entonces sufrí dos atentados uno en la calle
Perú, un atropello sin mayores consecuencias, otro en la carretera Arequipa
Mollendo por la pampa La Joya un automóvil embistió en la carretera, la
habilidad de la persona que manejaba la camioneta donde nosotros íbamos
permitió salvar la vida con todos los ocupantes de dicho vehículo.

Pero fue el 6 de agosto de 1972, viajaba de Arequipa a Mollendo, yo iba de
pasajero, en la quebrada de Guerreros me quedé dormido, quien iba maneando
quizá también, pero despertamos en el Hospital “Manuel de Torres Muñoz de
Mollendo” y el Dr. Velarde el médico de la familia me auscultaba, desperté
allí y ante la pregunta del Doctor “sientes aquí” me decía al mismo tiempo
que presionaba mi pie, luego el otro y pues yo nada no sentía esos hincones.
Ahí es donde le dije, Ya sé lo que tengo, le dije, paraplejia, ¿verdad? Solo
movieron su cabeza y se alejaron
Pues si era eso el auto en el que viajaba volcó en la quebrada de guerreros,
quien lo manejaba refiere que no recuerda nada, y si pues, estaba paralizado
de la cintura para abajo y también insensibilizado, salvo que inmediatamente
en ese hospital, “Manuel de Torres Muñoz de Mollendo” un neurocirujano
descomprimiera la médula que seguramente alguna vertebra la comprimía y
ocasionaban esa parálisis, pero lamentablemente en dicho hospital de
Mollendo “Manuel de Torres Muñoz de Mollendo” no había el especialista, no
había un neurocirujano, no obstante referían si había el instrumental y el
quirófano. Mi familia tuvo que contratar una ambulancia particular para
trasladarme a la ciudad de Arequipa y pues no había ambulancia debidamente
equipada, en la ciudad blanca me operó el Dr. Gustavo Rondón Olazábal, quien
dicho de paso era mi amero de neuroanatomía neurofisiología de la UNSA.
Es así como logran descomprimir pero ya era tarde, esa operación debería
haberse realizado mucho antes ya habían pasado dos días y esa operación debe
hacerse en horas, pero el hospital no tenía el especialista
Jorge Paredes Romero
Periodista peruano
Registro FPP 7703