El Holismo es una manera de conceptuar la
realidad, de manera tal que cuando observamos o analizamos un
aspecto de esa realidad, lo consideramos siempre parte de un todo
mayor, con el cual necesariamente interactúa y es el todo el que
realmente debe ser nuestro objeto integrado de estudio.
La palabra Holismo, proviene del griego holos,
que significa totalidad, es Aristóteles quien lo menciona en sus
escritos sobre metafísica y es allí donde leemos esa frase: "El todo
es mayor que la suma de sus partes". Este concepto se puede definir
como el tratamiento de un tema o de un problema, de la forma de
considerar todos sus componentes a través de los cinco sentidos,
incluyendo sus relaciones invisibles pero igualmente evidentes o
existentes.
La humanidad comenzó conceptuando todo
holísticamente, es a partir de la entronización de la diosa razón:
la racionalidad, que se produce el desarrollo humano y de la
ciencia, cuando el análisis de los fragmentos adquiere importancia;
del Holismo se pasó al fragmentarismo o al reduccionismo. Recuerdo
el año 1968, mi profesor de Filosofía en la Universidad San Agustín
de Arequipa, previo a la Escuela de Psicología, me dio una tarea,
leer la obra de Ortega y Gasset, “La rebelión de las masas” es allí
donde aprecio por primera vez la advertencia de que la
especialización ocasionaría problemas a la percepción de la
realidad, no lo tenía muy claro, pero conforme pasó el tiempo lo fui
viendo con más claridad, hoy lo tengo muy preciso, porque del
fragmentarismo se pasó a la especialización, un excelente paso para
el análisis pero que lamentablemente crea una enorme dificultad,
para quienes creen ver en las partes o en la suma de esos análisis
fragmentados el todo, sin siquiera interrelacionarlo y sin observar
la interacción de esas partes con el todo.
Siempre recuerdo la forma como terminé de resumir
aquel libro, considerando todas y cada una de los capítulos que
consta y resumiendo lo que en cada uno de ellos decía el autor, pero
hacía falta tener un concepto global de toda aquella obra. Aun ahora
me siento incapaz de hacerlo, aunque el título en sí, de alguna
manera trataba de decirnos lo que el autor deseaba. Nosotros, cada
uno, somos en cierta manera el actor principal de ese libro, somos
los "hombres masa", los típicos hombres comunes, que buscamos
parecernos al prototipo de nuestra sociedad y en ello nos
contentamos, vamos perdiendo individualidad, dejamos de ser nosotros
mismos para transformarnos y conformarnos a ser como son todos,
cumplir las aspiraciones de ese hombre masa. Con el tiempo, volveré
a leerlo y de seguro llegaré a mejores conclusiones, qué es lo que
deseaba decirnos el autor allá por 1930. Ha trascurrido ya casi un
siglo y espero conseguirlo.
Pero sigamos, el Holismo supera esta situación.
La visión holística considera al universo y sus componentes un
sistema, en el que los elementos componentes interactúan entre sí.
Las características de estas interacciones varían según el
observador. El ser humano es visto así por ejemplo, por los
especialistas médicos y muchas veces se pretende explicar una
enfermedad, después de un análisis profundo de un órgano
determinado, una glándula, cuando en realidad es todo el organismo
que actúa como un universo y no un órgano o una glándula
aisladamente de lo demás.
Por otro lado, el Holismo es un paradigma, es
decir un grupo de conocimientos que guían de modo relativamente
duradero, el desarrollo de un determinado grupo de conocimientos
orientados a un determinado fin, puede ser la educación, cuando
tenemos en mano ese modelo, entonces podemos hablar de un paradigma
holístico educativo.
Desde hace siglos, hay una permanente discusión
entre el Holismo y el reduccionismo, siendo este último un método
científico que estudia los componentes elementales, de algo que se
desea conocer, por ejemplo en su momento, la biología asumió que el
estudio de los ácidos nucleicos podría dar una explicación a la vida
en sí, ahora sabemos que no es así, los ácidos nucleicos son apenas
una parte del todo. El análisis de los componentes no explica toda
una realidad, los organismos vivos tienen propiedades que no se
pueden predecir en función de sus componentes químicos.
Es más, tenemos que ver el Holismo como algo
sistemático, los sistemas son abstracciones de la mente humana, que
presentan premisas definitorias básicas: Constituyen una novedad
irreductible, la cual no podremos fragmentarla, al hacerlo,
desaparece lo novedoso y tienen una configuración espacio temporal
sui géneris, ya que sus componentes, en otra configuración, producen
algo distinto, que en este caso ya no sería Holismo.
Podríamos decir que el Holismo como sistema es
indivisible, así un ser humano no puede ser fragmentado si se quiere
conservar lo humano, una melodía no puede ser fragmentada si se
quiere conservar su música, una molécula de agua no se puede
fragmentar si se quiere conservar lo acuoso, así el Holismo no puede
desprenderse de sus elementos, dejaría de ser Holismo.
La influencia ejercida entre los componentes de
un sistema y hacia éste es constante, la influencia del sistema
hacia sus componentes también. Por ejemplo un ladrillo en una pared
tiene una función cohesiva, integradora, una célula en su tejido es
constructiva, un líquido en su recipiente que es su envase, una
persona en una familia, un planeta en un sistema solar.
En segundo lugar, debemos observar que los
sistemas vivos presentan una actividad siempre fluctuante, porque
son sistemas funcionales. Estos cambios constantes han sido
estudiados siempre en el ser humano: desde el metabolismo químico
hasta la psicodinámica, todo muestra que los seres humanos nos vamos
transformando de manera continua e inevitable, hay una dinámica
permanente, nada está quieto, todo está en permanente cambio y
movimiento.
Por último, los seres humanos pueden definirse
considerando diferentes dimensiones: el ser físico-molecular, el ser
biológico, el ser emocional, el ser lógico-cognitivo-pensante, el
ser espiritual. Cada dimensión ha sido investigada profundamente,
pero en verdad el ser humano es todo eso a la vez. El separarnos
dimensionalmente es provocado por quien me observa. El ser humano es
un todo único, se fragmenta sólo para el observador, que podrá
captar y comprender lo que quiere descubrir. Es un sistema-holón,
siempre. Yo soy todo eso ahora y constantemente, me reconfiguro
continuamente, pero el estudioso me fragmenta para poder captarme,
para comprenderme según su interés.
Así por ejemplo, el aprendizaje no puede ser
biológico o emocional o cognitivo o espiritual, sino todo eso a la
vez, lo mismo puede decirse de la enfermedad: ¿En qué consiste un
diagnóstico? ¿Estudiaremos y trataremos una dimensión o todas ellas?
¿Cómo deben explicarse un alzheimer, una úlcera, una alergia? Porque
de la explicación que dé el observador, dependerá inexorablemente su
camino lógico
Por principio natural, el mundo holístico no
puede ser percibido por un cerebro dividido, esto quiere decir, que
si en la vida diaria tuviéramos un pensamiento integral, entre
nuestro cerebro izquierdo (analítico, calculador, crítico, cuadrado,
materialista, científico) y el derecho (emotivo, artístico,
intuitivo, etc.), entonces si podríamos hablar de aprendizajes
integrales.
El ser humano es un sistema de sistemas. Lo mismo
puede decirse de una familia y de una cultura, resultan aún más
complejos. ¿Qué deben tener en cuenta el diagnóstico y el
tratamiento de un grupo social? Nada humano hay que sea puramente,
solamente, molecular o biológico o emocional o cognitivo o
espiritual.
¿Cómo se realizan los aprendizajes, para qué o de
qué modo se van acumulando, integrando, procesando? Debemos
comprender que el ser humano es un sistema abierto en desarrollo,
llega al mundo, es concebido y luego nace con necesidades
primordiales, a partir de cuya satisfacción o insatisfacción el ser
humano inscribe sentimientos básicos, sobre los cuales construirá
lógicas personales, con las que procurará interactuar, captar y
comprender la realidad. Trae al mundo potencialidades que, al ser
estimuladas por el contexto cultural en que le toca vivir, producen
un determinado desarrollo perceptual. A cada instante, la actividad
de cada ser humano es producto de su ser, en continua interacción
con su contexto. Esta actividad va registrándose en el individuo y
en la cultura, a modo de mapas perceptuales, de fragmentos
interactuantes entre sí, van modificando a cada momento el mapa
global, general, integral, representativo de la realidad para cada
individuo en particular, significa ese mundo en el que va creciendo.
Es aquí donde se produce el pensamiento holístico
Recapitulamos, el Holismo es un principio
de acuerdo con el cual “el todo es más que la suma de sus partes”,
es un viejo axioma oriental y ha sido considerado por la psicología
de la percepción. Jan Christian Smuts conceptúa al Holismo como una
doctrina filosófica que sostenía que el universo tiende a formar
unidades de complejidad creciente. Lo básico del Holismo es que
integra progresivamente niveles de interacción y permite desembocar
en ideas globales; un Holismo que conlleva transversalidad o
superación del reduccionismo.
La fragmentación reduccionista de las
competencias profesionales, es el principal obstáculo con el que
choca el pensamiento holístico o integrador. La transversalidad
realmente eficaz, comienza con la mentalidad holística y con la
actitud transdisciplinaria.
De la física surgió la teoría atómica, de la
biología, la teoría Holista. Atomismo y holismo son doctrinas
opuestas. Según la teoría atómica, todo el universo estaría
compuesto de partículas pequeñas e indivisibles. La formación del
mundo habría sido el efecto del concurso fortuito de los átomos,
pero hoy está aceptado en física que, en un campo integrado, un
cambio que se produzca en cualquier punto de ese campo produce una
redistribución de la energía y establece un nuevo equilibrio en
todas las partes. Esto explica la correspondencia, e incluso la
interdependencia, entre las partes y el todo, al mismo tiempo que
pone de manifiesto la presencia de algunas estructuras y de algunas
leyes en relaciones de las partes dentro de un sistema.
“El todo es más que la suma de sus partes”. Joan
Costa uno de los fundadores europeos de la Ciencia de la
Comunicación Visual, opina que el todo resultante de esta estructura
es otra cosa diferente. Esto no es el efecto de una suma, sino de
una dinámica de interacciones, una interactividad sinérgica. La
interactividad es la esencia misma de la comunicación. Cualquier
estructura interactiva integrando un “todo” constituye un sistema, y
esto nos hace ver las correspondencias entre el Holismo, sistémica y
comunicación, de modo que el estudio de los sistemas nos ayudará
mejor a comprender el Holismo, cuando se derrumba una parte de un
sistema, trae abajo todo un sistema y cuando en un todo comunicativo
se desenlaza una sola palabra, ya el todo cambia de significado.
Debemos atender la educación como un todo, no
dejar de lado ningún elemento que consideramos componente de la vida
y de la sociedad, educar nos compromete a todos y a todo aquello que
existe en este momento, considerando lo que acaba de surgir, de allí
que se de la dinámica de la educación, no considerarla como algo
estático. Si nos dedicamos a educar en base a lo estático ya deja de
ser educación, tenemos que considerar ahora mismo como tema de la
educación por ejemplo en Perú, el Fallo de La Haya y a todo lo que
tiene tras de si como historia, a lo actual como un hecho y a lo que
puede venir como una especulación, que también debe intervenir como
educativo, porque la educación estará siempre en movimiento y
considerará todo lo contextual por más inverosímil que nos parezca,
es el tiempo el que se encargará de asimilarlo con más fuerza o
descartarlo por gravedad. El estudiante que cuestiona, es quien
imprime la dinámica de la duda, que también es parte del
aprendizaje.