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La eutanasia asistida: Una
solución necesaria en Perú
Jorge Paredes Romero
Periodista y humanista peruano
21 Mayo 2015
Cuando en Agosto de
1972, a raíz de un accidente automovilístico quedé parapléjico, es
decir paralizado de los miembros inferiores y muy limitado de los
superiores, tenía entonces 29 años, empecé una larga lucha que hasta
hoy tiene 45 años, para conseguir sobrevivir en medio de una
sociedad terriblemente excluyente, no solo de quienes padecen
limitaciones físicas como es mi caso, sino de personas que carecen
de medios económicos para sobresalir y conseguir un status dominante
en un mundo, repito, elitizado, de tal modo que quien no dispone de
privilegios es relativamente infeliz, aunque la felicidad total no
existe, sin embargo hay una forma promedio de vivir, que le permite
al ser humano considerarse medianamente satisfecho, realizado,
complacido.
Personalmente creo haber cumplido todo cuanto aspiré, no creo haya
dejado algo sin tener la forma de haberlo complacido de alguna
manera, claro está con las limitaciones que corresponden a la
sociedad en la que vivo contextualmente, no podría tomar como
referencia una sociedad ajena, sería cosa de nunca encontrar final,
ya que siempre estaría en permanente búsqueda, un circulo vicioso de
nunca acabar.
De modo que tomo como referencia mi país, un promedio de forma de
vivir, cultural, espiritual y económicamente hablando. He llegado a
la conclusión que no se necesita disponer de millones, para decir
que uno puede sentirse plenamente satisfecho en todo, creo que con
poco dinero puedes encontrar satisfacciones, cultural y
emocionalmente.
Sin embargo me tocó una forma muy particular de vivir, con
limitaciones que no tiene el común de la gente, no poder caminar,
saltar, bailar, hacer deporte, aunque si tenía actividades que otros
no tenían, no obstante estar aparentemente "normales", de modo que
no necesariamente se requiere de “normalidad física” para ser
relativamente feliz y eso le dije a mi padre cuando me bajaron del
avión en el que me trajeron de Arequipa: Padre, le dije, no se
necesita caminar para triunfar.

He
tenido experiencias que me permitieron decir
que conseguí llegar a mis objetivos, los que
tuve desde niño, por ejemplo tener un grupo
musical tipo “Los Iracundos” o “Ángeles
negros”, lo formé, he dirigido, tuve
presentaciones e interpretando mis propias
composiciones y eso sucedió por cerca de
diez años, de modo que lo realicé e
interrumpí a mi voluntad.
Luego diseñé mis propios proyectos, los
ejecuté y algunos tengo aún funcionando,
otros los dejé pero quizá reanudaré, he
escrito música de muchos géneros, he
redactado cientos de comentarios sobre la
realidad peruana y algunos ensayos sociales,
psicológicos, espirituales, he hecho radio,
como también he estudiado muchas materias,
unas de manera autodidacta, otras
escolásticamente, es decir obteniendo
títulos y diplomados.
Sin embargo hace unos años empezaron a ser
más patentes los dolores físicos y
nerviosos, como el dolor neuropático y luego
la tendinitis del hombro derecho, que
amenaza aparecer también en el izquierdo, lo
cual limitaría enormemente mi vida, más aun
con el abandono en el cual me encuentro, de
parte de la seguridad social de mi país, un
abandono casi criminal, que nadie corrige,
ni siquiera con ayuda del Congreso de la
república.
Entonces, solo una persona que sufre día a
día los dolores, secuela de muchas
enfermedades, puede dar testimonio de la
necesidad de parar el sufrimiento propio y
también el de la familia, como de la misma
sociedad, cuando esta es sensible.
Hace unos meses escribí sobre la necesidad
de la Eutanasia en Perú y en pocas horas se
concretó la idea, con la Bancada “Dignidad y
Democracia”, quienes bajo el liderazgo del
Congresista Roberto Angulo, presentaron el
proyecto de ley referente a la Eutanasia en
Perú.
Perú necesita legislar sobre este tema,
porque en nuestro país hay miles de personas
que pasan por esta realidad, yo la conozco
desde el año 1973, en que la vi por primera
vez, en ancianos en una casa de reposo,
donde me tocó convivir con ellos, mas nunca
imaginé que alguna vez tendría yo que vivir
esa realidad y sufrirla, pero con esa misma
dignidad quisiera dejar de sufrir y dejar de
hacer sufrir a mi familia, en su debido
momento.
Es muy duro convivir con el dolor día y
noche y las limitaciones consecuentes aunque
lamentablemente es algo que podría tener
solución pero en Perú, en particular la
seguridad social se ha comportado siempre de
manera indolente y abúlica, dejando de hacer
lo que saben deben hacer. Es penoso conocer
médicos que sufren la frustración de no
poder hacer lo que aprendieron en las aulas
universitarias y luego en la práctica
hospitalaria, por una serie de limitaciones,
una es la fármaco-terapéutica, si, limitados
por el famoso PETITORIO, el cual está mal
denominado porque en realidad es el
ofertorio de lo que EsSalud indica puede dar
como alternativa fármaco-terapéutica, es
decir medicinas paliativas, que apenas
podrán brindar algún alivio temporal mas no
curación definitiva, a las enfermedades que
son recurrentes en el ámbito de la seguridad
social. Justamente debido a ello es que los
médicos honestos dirigen la petición de
medicamentos y otros medios para conseguir
la curación de sus pacientes, pero
lamentablemente se ven limitados,
penosamente excluidos de poder ejercer la
profesión al no disponer de todos los medios
suficientes para hacerla efectiva y
curativa.
Por otro lado las limitaciones tecnológicas
al no disponer de aparatos de última
generación para diagnosticar y también para
realizar terapias adecuadas, llámese
tomógrafos o equipos de radioterapia por
ejemplo, o equipos de laboratorios
funcionales y modernos que permitan llegar a
diagnósticos certeros. Solo por esas
carencias es que el dolor, el sufrimiento es
patente y está presente en los millones de
pacientes que atiende EsSalud en todo el
territorio nacional.
Entonces el sufrimiento se hace vigente en
el día a día de los pacientes asegurados y
llega el momento en que ya nada podrá evitar
la desesperación y las ansias de terminar
esto, de ya no seguir soportando porque ya
se llegó al límite de la resistencia y de la
esperanza de curarse, es entonces allí donde
empieza la postración definitiva de la
persona y el deterioro total de su organismo
a todo nivel y el sufrimiento es más
patético, entonces consideramos allí muy
oportuno recurrir a la Eutanasia, porque ya
no hay remedio para esa persona y lo único
que hace es sobrevivir, ayudado por
elementos ajenos a su organismo,
alimentación enteral, trasfusiones, oxígeno,
sueros, etc., de modo que al ser
desconectado de estos elementos externos esa
persona moriría, es allí donde debe
intervenir el especialista, en este caso
sería el geriatra u otro especialista que
tendrá que asistir al paciente procurándole
confort en sus últimos días u horas de vida.
Seguramente aparecerán argumentos
religiosos, dogmáticos inclusive biológicos
que negarán esta posibilidad pero dependerá
entonces de los argumentos de quienes
defendamos la Eutanasia como una forma digna
de morir.
Hay
mucho que decir a favor de ella, argumentos
sobre todo que tienen que ver con el dolor,
el sufrimiento y el sacrificio económico de
una familia que muchas veces debe endeudarse
para sostener gastos que no tienen sentido
sino sostener una vida la de una persona que
en todo caso ya vivió, ya se realizó, ya
tuvo su oportunidad y ahora solo vegeta y
ocasiona también sufrimiento familiar.
Medir el dolor no se puede, es algo
intrínseco en la persona que lo sufre, es
algo muy subjetivo, personal, es algo que
nadie podría experimentarlo por mi, en la
misma dimensión que uno es algo que no puede
tampoco explicarse, algunas veces mi familia
me pregunta sobre ello y o tengo palabras
para explicarlo, no obstante que me precio
de ser un regular expositor poder explicar
sobre el dolor neuropático me es difícil en
cuanto a las sensaciones que se tienen al
llanto que causa y a lo insoportable que
resulta tener que esperar determinadas horas
para recibir una dosis inyectable que
atenuará mas no calmará totalmente el dolor
ni qué decir sobre los dolores de síndromes
como la tendinitis o una artrosis que son
temas que van apareciendo conforme los años
pasan más aun en el caso mío de una
parálisis por traumatismo vertebro medular
que cuyas secuelas son varias entre ellas la
atrofia muscular ósea y/o de tendones
Entonces la eutanasia vendría a ser un
consuelo múltiple, no solo para la persona
que sufre sino para la familia, para la
misma sociedad., repito yo apuesto por ella
Jorge Paredes Romero
DNI 10380914
LEA TAMBIÉN:
http://www.peruesmas.com/eutanasia_asistida.htm |
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