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La esperanza nunca muere
Ayer sábado 14 de noviembre estuve en un reunión, pude ver los rostros de quienes asistieron, los recorrí uno por uno, tratando de percibir sus emociones, aquellas palabras contenidas, algunos pedían hacer uso de la palabra, pero era como si se les trabara la lengua, yo estoy seguro que sus expresiones no era todo lo que pensaban, estoy seguro que se contenían por decir todo cuanto quisieran, algunos quizá tenían miedo, otros quizá porque eran tantas cosas y no sabían por dónde empezar y el tiempo era tirano. Lo cierto es que si pude darme el tiempo, para interpretar esas miradas, pude reconocer claramente la esperanza que tenían y me hace sufrir cuando recuerdo cuantas veces he visto esas expresiones, esas miradas. Ciertamente nunca hasta hoy, he tomado parte activa en un partido político, pero siempre he estado rondando algunos locales por diversos motivos, quizá cuando era muchacho, porque llevaba equipos de amplificación de alguna de las agencias en las que trabajé, desde niño me gustó estar en esas labores, recuerdo en Mollendo a Ticona, Barboza, eran los más conocidos y pues con ellos estaba, más con Barboza, quien me dejaba a cargo en una de las muchas jornadas que tenía, fueran deportivas, sociales o artísticas, allí estaba moviendo botones, me era apasionante hacerlo, especialmente cuando era en el mercado San José, porque se anunciaba las canciones por micrófono y era como estar en una radio, ahora les llaman Radios de mercado o radios zonales. Pues allí podía ver esos rostros, unos arrugados otros juveniles, pero todos tenían ese brillo del entusiasmo, de la fe, del creer que en sus líderes estaba la solución y estaban listos a brindar lo mejor de sí, con tal de acompañar a los oradores en sus largas sesiones casi litúrgicas, porque algunos lo tomaban tan seriamente, que representaba como una religión en su vida. Pero el sábado en el local de los patriotas, pude leer los corazones, el espíritu de aquellos partidarios, que ya habían estado en otras jornadas y confiaban en nuestros lideres, que estuvieron tras de aquellas lides, cosa distinta fue cuando se salían quizá del cauce y se empeñaron en no enfrentarse a las fuerzas armadas, nuestra revolución es de otro estilo. Recuerdo cuando estaba en la secundaria, en el “Colegio Nacional Deán Valdivia” de Mollendo, a los 16 años, cuarto de secundaria, la efervescencia por la justicia social desbordaba y fundé un semanario de nombre “La razón”, salieron algunos números, pero no continué, quizá por razones más económicas que por los ideales. Años más tarde, anidaba en mi alma las ganas de luchar por mis ideales, por entonces Che Guevara estaba en Bolivia, entonces me preparé para viajar allá, no pude lograrlo a tiempo, siempre era la economía, ni con auto stop pude conseguirlo, apenas llegue a Juliaca, bajé luego a Puno y no pude avanzar más. Pocos meses después Ernesto moría, asesinado por balas del imperio en Ñancahuazú, no pude llegar, me sentí mal. Regresé a la ciudad Blanca y retomo la universidad. Psicología. El año 1971 publiqué un libro referente a la realidad carcelaria, la necesidad de una reforma, logré que una comisión ministerial llegara a Arequipa, me dediqué entonces a dar conferencias, entrevistas, en muchos foros, radios, canales de televisión, les decía las verdades, pero mientras por un lado era aplaudido, por otro era víctima de atentados, uno fue en la calle Perú, fui atropellado pero sin mayores consecuencias, quizá por el mucho tránsito, no era el lugar preciso, meses después el auto en el que viajaba fue embestido en la ruta a Mollendo, a la altura de San José, tampoco lograron su cometido, quien manejaba la camioneta era una dama pero experta en el timón, logró dominar y no salirse de la carretera, pero el 6 de Agosto de 1972 si resulté al fondo de una hondonada, en la quebrada de Guerreros. De modo que la cosa política me llamó siempre la atención, he logrado interpretar cada mirada, cada palabra entrecortada, cada gesto de admiración y también del gusto de ayudar en las campañas electorales, de mucha gente que cree en sus líderes y muchas veces resulta chasqueado, decepcionado, cuando ve que todo era solo una burda mentira, lo único que querían esos líderes era subirse al sillón del poder, desde allí jamás cumplir lo prometido solo querían dinero, poder y fama, una pena, porque muchos de esos líderes eran hábiles inteligentes y capaces de mover masas, pero lamentablemente en algún recoveco del camino abandonaban lo maravilloso de su ser, para venderse al enemigo, al sistema o quizá era débil, vulnerable, que terminaba por ser secuestrado y sujeto a la voluntad del Sistema, lo que jamás permitiría que él cumpliera con las promesas dadas a gritos, en los estrados de los distritos, las provincias donde fue vitoreado. Pero hoy veo las cosas diferente, las veo desde otro ángulo, con otra óptica, porque estoy en la danza, soy protagonista, soy uno de los actores en este drama y no puedo cambiar el libreto, porque entonces sería un traidor a mí mismo y eso si que es lo mas vomitivo que podría pasarme. Traicionarme a mí mismo. En verdad quiero que Perú recupere el oro que le pertenece, seguro que lo que más deseo es, ver que los niños están en aprendizajes sanos y abundantes, y que sus inteligencias sean desarrolladas una por una, porque son más de diez y no solo la numérica y la lingüística, quiero que en verdad el médico deje de obedecer a la mafia farmacéutica y que el pescador tenga todo el respaldo del estado, para proveer alimento a las poblaciones y que el agricultor vea que sus esfuerzos valen la pena, porque el producto cosechado no es vendido tal cual, sino que es transformado, le dieron valor agregado y está inmerso en una agroindustria pujante, del mismo modo el pescador ve que el fruto de su trabajo, de arriesgar cada día la vida, tiene otros fines mas loables, son puestos en conservas, salados, deshidratados, y les dan más por ello, entonces todos los trabajadores que serán más y mejor pagados, sabrán que el estado está recibiendo mucho más dinero, como consecuencia de la industrialización y porque el país tendrá más dinero, como consecuencia de tener más oro, porque el dorado metal nos pertenece y no será llevado a otros sitios, a transformarse en riqueza de los extraños, de los explotadores, sino que nos enriquecerá, como debió ser desde hace siglos y no haber vivido simplemente postergados, sin oportunidades, ni los premios que nos corresponden. Cuando era niño, allá por los 50, pude apreciar varias campañas electorales en varias ciudades y siempre observé que los políticos leían una larga lista de promesas, que luego de algún tiempo de elegidos la gente reclamaba porque no habían sido cumplidas, es lo mismo que sucede ahora, es decir es lo de siempre, todo es igual, solo discursos, mentiras, promesas sacadas como un as bajo la manga, pero jamás cumplidas ¿Pero es algo que siempre lamentaré? No, entonces decidí emprender un proyecto político y ahora estoy en ello, estamos trabajando con gente noble y decente, teniendo cuidado de no invitar a personas que tengan techo de vidrio y creo que trabajando con estas personas puede elaborarse un programa de gobierno excelente, que realmente cumpla con las expectativas de los pueblos, lo que verdaderamente necesitan, lo tenemos claro, no entiendo la dificultad que puedan tener los políticos al subir al gobierno, ¿es que algo sucede en el palacio al momento de asumir? Yo hice una alegoría de lo que podría suceder, hela aquí… Me da la impresión que cada 28 de julio, una vez elegido el presidente, este va al Congreso al discurso de siempre, una vez terminado el discurso se dirige a palacio, allí en la plaza toma aire entra a palacio sube las gradas y se siente el hombre más poderoso del país, sigue ingresando, de pronto le salen al paso dos hombres altos, no parecen de la región, parecen extranjeros, detrás de ellos hay otros dos, que si son peruanos, pero tienen aires de grandes empresarios, entonces los cuatro le saludan y el presidente les dice:
- Si señores, ¿qué desean? soy el
presidente del Perú los hombres extraños le dicen: |
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