En los últimos años, las vacunas
transgénicas han pasado a formar parte de la
práctica común en campos tales como la medicina, la
medicina veterinaria y la cría de peces. Algunos
científicos sostienen que tales vacunas son
totalmente inocuas, pero una investigación del
científico noruego Terje Traavik reduce la
"tecnología segura" a un mero optimismo ingenuo y
advierte en sus conclusiones que "muchas vacunas
transgénicas vivas son intrínsecamente impredecibles
(y) posiblemente peligrosas".
"La biología molecular moderna, la
tecnología del ADN recombinante y la ingeniería
genética han abierto el camino a numerosos métodos
alternativos para la producción de vacunas", revela
Terje Traavik, de los departamentos de Virología y
Microbiología Médica de la Universidad de Troms, en
Noruega. Traavik considera necesario agregar que
"desde un punto de vista ecológico y ambiental,
muchas vacunas transgénicas vivas de primera
generación son intrínsecamente impredecibles, y
posiblemente peligrosas". Enfatiza que ese tipo de
vacunas "no deberían ser utilizadas masivamente
hasta tanto no se hayan aclarado una serie de
problemas" al respecto. Adelanta que los riesgos y
peligros están "ciertamente más cerca del reino de
lo posible, y por el Principio de Precaución
deberían estar sujetos a medidas preventivas".
Señala que "no obstante, se actúa como si no
existieran riesgos aduciendo que éstos no están
apoyados por investigaciones experimentales o
epidemiológicas. Pero esas investigaciones no se han
llevado a cabo. Estamos, una vez más, ante un
callejón sin salida".
Los comentarios y conclusiones de Traavik sobre las
vacunas transgénicas se reúnen en su estudio
titulado "Un huérfano de la ciencia: los riesgos
ambientales de las vacunas transgénicas",
encomendado por el Directorio de Gestión de la
Naturaleza, de Noruega. Según Traavik, el informe
intenta "abordar el tema de los riesgos ecológicos y
ambientales planteados por ciertos tipos de vacunas
manipuladas o modificadas genéticamente, en las que
se está trabajando y que pronto serán utilizadas
ampliamente". La mayoría de las citas del informe de
Traavik que figuran en este artículo se refieren a
vectores transgénicos de virus vivos. Otras son o
bien de naturaleza general o se refieren a vacunas
de ADN desnudo, es decir, sin envoltura.
El informe de Traavik formula una pregunta oportuna,
que al mismo tiempo arroja luz sobre el hecho de que
las vacunas transgénicas son intrínsecamente
impredecibles: ¿la ingeniería genética merece ser
calificada como una tecnología?
Efectos impredecibles
La palabra "tecnología", según Traavik, se deriva
del vocablo griego tekhne, vinculado a artesanía o
arte. A menudo se la asocia con control y la
posibilidad de ser predecible y reproducida. Luego
continúa diciendo que "las partes de la ingeniería
genética relacionadas con la construcción de
vectores son verdadera tecnología". Por otro lado, y
en contraposición, argumenta que las técnicas
actuales para introducir genes nuevos en células y
organismos implican que:
* No hay posibilidad de determinar el sitio
específico en el que se insertará el vector/transgen
dentro del genoma receptor. En la práctica, esto
quiere decir que las modificaciones realizadas con
receptores y constructos genéticos (secuencias de
ADN que incorporan el gen deseado) de genes vectores
idénticos en las mismas condiciones estandarizadas
pueden dar como resultado organismos transgénicos
muy diferentes, según el lugar en que se hayan
insertado los transgenes.
* No existe control de los cambios que podrían
ocurrir en los modelos de expresión genética para
los genes endógenos o insertados del organismo
transgénico.
* No hay control sobre la posibilidad de que el o
los transgenes insertados, o partes del mismo, se
muevan dentro del genoma receptor o hacia fuera de
él, o del lugar en el ecosistema en que puedan
llegar a terminar las secuencias de ADN
transferidas. Traavik también llama la atención
sobre el hecho de que la imprevisibilidad de las
vacunas transgénicas se incrementa aún más por los
problemas planteados por algunos contaminantes
ambientales conocidos como xenobióticos.
"Hay xenobióticos con propiedades y actividades
biológicas que nos hacen pensar que existen por lo
menos dos tipos diferentes de impactos posibles
sobre el destino del ADN desnudo en un ecosistema.
Algunos xenobióticos pueden actuar como mutágenos
(esto se aplica a sustancias radiactivas, productos
químicos industriales contaminantes y protectores
vegetales). Los mutágenos pueden hacer que el ADN
desnudo se escape o se libere con su secuencia o
estructura cambiada. Esto, a su vez, puede influir
en la capacidad de células y organismos de asimilar
ADN, la transferencia horizontal y el
establecimiento a largo plazo en los ecosistemas de
formas que son totalmente impredecibles para
nosotros. Se ha sabido de casos en los que han
ocurrido cambios menores en una secuencia de ADN que
alteran el espectro de un elemento genético
transferible de un huésped".
Algunos xenobióticos pueden afectar la membrana
celular y/o las funciones intracelulares de tal
forma que podría pensarse que llegan a influir en la
capacidad de las células de absorber y transferir
horizontalmente ADN desnudo. Esto afecta a la
estructura de las membranas celulares y al contenido
tanto de los receptores de la superficie como de los
canales de transporte, así como también a la
conversión de señales intracelulares y la expresión
genética. Por ejemplo, los xenobióticos que imitan
hormonas o afectan las condiciones locales de los
sistemas orgánicos de mamíferos (por ejemplo,
pasajes respiratorios) pueden cambiar las
posibilidades tanto de asimilación como de
establecimiento de ácidos nucleicos externos en
animales y personas", revela el informe. "Se
encuentran xenobióticos en ambas categorías, y no
sabemos cuál será el resultado de la suma de los
impactos de esas sustancias. De igual forma, varios
componentes individuales de cada categoría con
frecuencia contaminarán el mismo ambiente. No
sabemos cómo esas situaciones afectan la asimilación
de ADN y su dispersión en los ecosistemas", afirma.
La definición de "inseguridad"
El estudio de Traavik también esclarece lo que
denomina "el hecho deplorable" de la acotada y
exclusiva definición de "seguridad" en términos del
estudio de vacunas, comparada con los riesgos y
peligros que podría acarrear la administración de
vacunas. "En primer lugar, la investigación en
materia de ‘seguridad’ está ocupada con las
perspectivas de los efectos secundarios no buscados
ni deseados, con relación a las propias vacunas que
se desea desarrollar. En segundo lugar, tal
investigación puede estar dirigida hacia los efectos
no deseados sobre individuos no vacunados dentro de
la misma especie. Se han dedicado muy pocos
esfuerzos a los efectos no buscados entre límites de
especies y límites de reinos biológicos", sostiene
Traavik. "Esta concepción restringida así como los
marcos teóricos y de investigación podrían dejar sin
estudiar varios riesgos y peligros potenciales
relacionados con diversas categorías de vacunas,
hasta que finalmente ocurra alguno o algunos de
ellos".
Traavik observa que "se han publicado muy pocos
informes de investigaciones relacionadas con los
efectos ambientales o ecológicos de las vacunas
transgénicas. Por otro lado, abundan los ejemplos de
científicos que defienden la total inocuidad de las
vacunas, sin tomar en cuenta los efectos ambientales
y no buscados. Muchos de ellos parecen manejarse con
creencias religiosas y prescriben estrategias para
convertir al público ignorante y a los políticos".
Además, sospecha que "la falta de pensamiento
holístico y ecológico con relación a los riesgos de
las vacunas es sintomático de la verdadera falta de
contacto entre la medicina y la biología molecular,
por un lado, y de los potenciales efectos ecológicos
y ambientales de esas actividades por el otro".
Hasta enero de 1999 se había publicado un número
pequeño de informes sobre investigaciones originales
relativas a las consecuencias ambientales o
ecológicas de las aplicaciones de la biología
molecular y de la ingeniería genética. "Creo que nos
enfrentamos a un vacío en materia de educación y
cooperación médica, así como a una peligrosa falta
de esfuerzos de investigación enfocados en este
sentido", dice Traavik en su informe. En su opinión,
las vacunas transgénicas autoreplicantes y/o que se
expresan a sí mismas pueden "resultar un buen
instrumento para la ciencia, pero demasiado
peligroso para su aplicación a gran escala". También
considera que "habría que investigar debidamente los
diversos factores de riesgo y los peligros
relacionados con estas vacunas antes de tanto
nosotros como los ecosistemas quedemos expuestos
masivamente a ellos".
Muchos de los constructos de las vacunas podrían
tener un valor innegable dentro de una investigación
básica y aplicada, pero deberían ser mantenidos en
confinamiento hasta que sea posible realizar
evaluaciones de riesgo ecológico creíbles. Una
clarificación de ese tipo requerirá minuciosas
investigaciones planificadas y sistemas de modelos
para investigación experimental cuidadosamente
diseñados. Además del conocimiento básico
directamente aplicable a las evaluaciones de riesgo,
se sabría más de las interacciones biológicas y
ecológicas en general, desde el nivel molecular
hasta el de los ecosistemas, sugiere Traavik.
Evaluaciones de riesgo poco confiables Muy próximo
al factor "seguridad" está el tema del riesgo.
Traavik explica que el término "riesgo" suele
confundirse con "probabilidad" y por lo tanto es
empleado erróneamente. El "riesgo", por su
definición, es "la probabilidad de que ocurra cierto
evento multiplicado por las consecuencias que
surgirían en caso de que ocurriera". Señala: "Con
relación al desarrollo y la comercialización de
ácidos nucleicos, organismos y virus transgénicos,
con frecuencia no podemos definir la probabilidad de
eventos no buscados ni las consecuencias de los
mismos. Por lo tanto, el estado de ignorancia actual
torna imposible la evaluación del riesgo con bases
científicas". Esto, según Traavik, exige invocar el
"Principio de Precaución", cuya necesidad no puede
subestimarse, tanto para el manejo de los riesgos
como para la investigación asociada a los riesgos.
En el contexto de la tecnología genética y la
utilización de transgénicos, dice, el principio
podría en general ser definido de la manera
siguiente: "Para obtener un desarrollo sustentable,
las políticas deberían basarse en el Principio de
Precaución. Las políticas ambientales y de salud
deben apuntar a predecir, prevenir y atacar las
causas de los peligros al ambiente o a la salud.
Cuando hay razón para sospechar que existe la
amenaza de daños graves e irreversibles, no debería
utilizarse la falta de evidencia científica como
base para la postergación de la aplicación de
medidas preventivas". Y añade: "Para estar en
condiciones de llevar a cabo evaluaciones de riesgo
confiables y realizar una gestión de riesgo sensata
con relación a la ingeniería genética en general y a
las vacunas transgénicas en particular, todavía
falta mucho por saber al respecto".
Considera que la investigación vinculada a los
riesgos debería ser responsabilidad de las
autoridades involucradas, y no de la industria: "El
requisito previo para obtener ese conocimiento es la
ciencia y los científicos dedicados a proyectos y
campos de investigación asociados. Los gobiernos
nacionales y autoridades internacionales deben ser
responsables de proveer los fondos para realizar
tales investigaciones. Por un lado, obviamente no es
responsabilidad de los productores y fabricantes.
Por otro, la investigación asociada al riesgo debe
ser financiada con dineros públicos para mantenerla
totalmente independiente, lo que es absolutamente
imprescindible en este tipo de actividad", concluye
Traavik sobre este punto.
Preguntas sin respuesta
En su informe, Traavik repasa algunos conceptos
fundamentales sobre la vacunación y el sistema
inmunitario. La vacunación es vista como "una forma
de prevención o profilaxis de enfermedades
infecciosas y cáncer", y Traavik considera que las
razones para darle prioridad a la prevención y a la
profilaxis serán más fuertes que nunca, "en tanto el
aumento de la resistencia en microorganismos, virus
y células cancerosas reduce las oportunidades
terapéuticas ofrecidas por la quimioterapia y los
antibióticos". Señala que si bien la vacuna procura
proporcionar protección inmunológica antes de que se
produzca una infección, es vital tomar conciencia de
que "el sistema inmunitario es muy complejo, y la
inmunidad contra diferentes agentes infecciosos se
basa en equilibrios sutiles entre los diversos tipos
de células, sustancias de señal y anticuerpos que
conforman el sistema inmunológico en su totalidad".
Cuando establece el contraste entre vacunas
tradicionales y modernas, aclara que estas últimas
tienen inconvenientes tales como respuestas
inmunitarias generales de corta vida, respuestas
inmunitarias locales débiles y –el peligro mayor de
todos- que las vacunas vivas pueden revertirse y
recuperar el potencial que provoca la enfermedad.
El informe también analiza los métodos utilizados
para lograr diversos tipos de vacunas mediante
técnicas de ADN recombinante e ingeniería genética y
el resultado igualmente impredecible de la
recombinación de un virus de vacuna transgénica con
especies emparentadas silvestres. Sus hallazgos
sobre las estrategias pueden resumirse en lo
siguiente: "Los virus modificados genéticamente y
las vacunas transgénicas con vector viral conllevan
una carga importante de imprevisibilidad así como un
potencial de daño y riesgos inherentes. Las ventajas
inmunológicas de este tipo de vacunas se derivan de
que los virus son ‘vivos’ e infectan a los
individuos vacunados. No obstante, se ha demostrado
que cambios genéticos menores en virus, o
diferencias entre ellos, pueden provocar cambios
drásticos en el espectro del huésped o en el
potencial para provocar enfermedades. Para todas
estas vacunas quedan todavía sin contestar preguntas
importantes relativas a efectos no buscados sobre
otras especies".
El "santo grial" de la medicina
En el epílogo de su informe, Traavik reitera la
gravedad de la situación: "no es posible por el
momento evaluar o manejar los riesgos ambientales
(planteados por muchas vacunas transgénicas vivas de
primera generación). Lo más probable es que todavía
no hayamos concebido siquiera todos los riesgos
teóricos actuales".
Traavik evoca un pasado en el que con demasiada
frecuencia se vivieron situaciones trágicas con
relación al empleo de tecnología: "En los últimos
años hemos presenciado numerosos ejemplos de efectos
secundarios imprevisibles resultantes de la
‘tecnología segura’ que plantearon riesgos a la
salud y amenazaron alterar el equilibrio ecológico.
Los dogmas relativos a la ausencia de peligros a
menudo han demostrado estar equivocados (...) No
obstante, son muy raras las verdades biológicas y
ecológicas absolutas, y los fenómenos raros pueden
tener consecuencias importantes cuando ocurren".
Subrayó que en investigaciones anteriores de efectos
nocivos, los métodos y enfoques aplicados fueron
capaces sólo de revelar efectos a corto plazo,
mientras que en contextos ecológicos son los
impactos a largo plazo los más importantes y graves.
"En esos contextos, y también con relación a los
posibles efectos nocivos de la difusión de las
vacunas transgénicas, los impactos a largo plazo
significan no meses o años sino de 10 a cientos de
años", advierte.
En su opinión, "muchos de los constructos de vacunas
pueden tener un valor innegable dentro de la
investigación básica y aplicada", pero agrega que
"deberían mantenerse en confinamiento hasta que sea
posible realizar evaluaciones de riesgo ecológico
creíbles". (...) Tal aclaración exigirá
investigaciones cuidadosamente planeadas y sistemas
de modelo adecuadamente diseñados para la
investigación experimental. Además del conocimiento
básico directamente aplicable a las evaluaciones de
riesgo, se aumentaría la comprensión de las
interacciones biológicas y ecológicas generales,
desde el nivel molecular al de los ecosistemas".
Traavik cree que "no hay controversia en cuanto a
que las vacunas de subunidades (con virus partidos)
o peptide son las alternativas más seguras con
relación a efectos secundarios no deseados, así como
a efectos impredecibles no programados. Esas vacunas
son también, más allá de cualquier duda razonable,
las potencialmente más seguras desde un punto de
vista ecológico y ambiental". También es optimista
con relación a la búsqueda intensiva de estrategias
de vacunas alternativas, que, dice, llevarán a
"nuevas comprensiones de los mecanismos
inmunológicos básicos y a nuevos sistemas de
suministro".
Su recomendación final es la siguiente: "Siempre hay
que tener en cuenta que si bien las vacunas son el
‘Santo Grial’ de la medicina, hay otras formas de
prevenir las enfermedades infecciosas en seres
humanos y animales que no debemos ignorar. Muchos de
los agentes infecciosos más acuciantes de la
humanidad y sus animales domesticados son provocados
por patógenos que circulan entre animales
silvestres, los cuales actúan como sus reservorios.
Al aumentar nuestro conocimiento sobre estos
reservorios, su aparición, las rutas de transmisión
dentro y fuera de los ecosistemas indígenas, tal vez
podamos romper las cadenas de transmisión o
mantenernos fuera de los ecosistemas peligrosos.
Existe un vacío en el conocimiento sobre las
interacciones ecológicas para muchos agentes
patógenos importantes. Este campo está en cierta
medida sumergido por la confianza en las vacunas, y
por lo tanto es otro huérfano de la ciencia".
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Martin Jalleh es investigador de la Red del Tercer
Mundo.
http://www.redtercermundo.org.uy/revista_del_sur/texto_completo.php?id=532 |