Revista virtual Sociedad Latina periodismo Peru Jorge Paredes Romero

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¿Qué esta pasando en nuestro país?

 

     
 

Durante mucho tiempo he venido conversando con personas de diferentes sectores de nuestro país: estudiantes, obreros, agricultores, profesionales, técnicos, periodistas, artistas, amas de casa, jubilados, personas con discapacidad; es decir con gente que pertenece al pueblo, el mismo que todos los días recibe el maltrato de un sistema de gobierno que reiteradamente, a lo largo de muchos años, esboza el mismo discurso de supuesta honestidad y de guerra frontal a la corrupción, sin embargo sus representantes figuran en las planas periodísticas con escándalos que no pudieron ocultar, sin considerar aquellos a quienes no les alcanzó la nota de prensa, debido a que sus casos fueron “arreglados a tiempo”, de manera que nunca nos daremos por enterados de aquello.

Venimos transcurriendo en medio de la corruptela que se ha institucionalizado a todo nivel, no hay conglomerado social que este exento de esta mal endémico, con problemas de corrupción en sus mas diversas expresiones, desde el clientelismo hasta la exacción, del peculado al nepotismo, de la malversación al crimen organizado protegido, es decir cada vez se hacen los políticos mas avezados y osados en su forma de actuar, una vez dentro del sistema gubernamental.

Actúan desde bastiones como la primera magistratura hasta una Dirección estatal, desde un Ministerio o un curul congresal, una alcaldía o presidencia de gobierno regional, puede ser un juez o tal vez presidente de un organismo paraestatal, no se escapan las fiscalías o los mismísimos cargos militares, un puesto policial o el simple director de un colegio, nadie escapa de esta terrible patología que se ha extendido endémicamente a lo largo y ancho del país. Tenemos noticias desde Cajamarca hasta Puno, desde Lima hasta Loreto, Madre de Dios hasta Arequipa.

Por otro lado, la población ha tomado conciencia de su situación, aunque la mayor parte se encuentra desconectada de la realidad, si, esa mayor parte se encuentra afanada en conseguir los alimentos indispensables para sus hogares, un poco de ropa para cubrirse en el inclemente invierno o pertrecharse de unos cartones o maderas viejas para tapar los hoyos de las chozas, por donde se filtra el frío viento invernal o tal vez colocar una viga que apuntale el techo o la pared que está por caerse, en los cientos de viviendas ruinosas del centro de Lima, que van derrumbándose periódicamente y eso lo sabemos por las frecuentes noticias.

Estamos a puertas de un nuevo evento electoral y el clientelismo ya se puso en marcha, para  asegurarse de la cuota de poder suficiente para el desarrollo de ciertas empresas,  que requieren guarecerse bajo leyes corruptas y seguir enriqueciéndose bajo condiciones de privilegio, mientras los pequeños productores siguen bajo regímenes de legalidad coercitiva, no puedo decirlo de otro modo. Al pequeño empresario se le dan préstamos bancarios bajo normas de usura y se le exige el cumplimiento de normas tributarias leoninas, mientras al corrupto que se aseguró previamente mediante el clientelismo, se le brindan privilegios, donde está exento de tributaciones o liberado de impuestos de aduana, protegido en sub valuaciones que escapan el control fiscal, tan acucioso para el pequeño productor, a quien si se le fiscaliza al milímetro. Otra cosa sería si las reglas de juego fueran iguales para todos y esto no es así.

El clientelismo asegura riadas de órdenes de compra, prestación de servicios y proveeduría de insumos, a quienes aportaron a las campañas electorales de tal o cual político, que luego pagará la factura correspondiente, cheques en blanco, en los que nunca terminarán de ser llenadas las cantidades. Esos dineros robados al estado son los que pudieron servir para el gasto social, para la construcción de carreteras, implementación de infraestructuras educativas y de salud, para la compra de equipos sanitarios, para mejorar los sueldos de los que apenas arañan los sueldos mínimos vitales, que en Perú bordean los ciento treinta dólares mensuales y esto es para quienes tienen el privilegio de trabajar por unos meses, ya que nadie puede ufanarse de tener acceso a un puesto seguro, en cualquier momento será despedido para dar paso a otro que no exija aumento, beneficios sociales, vacaciones o seguro de salud. Una buena parte de trabajadores del país. Incluso los mismos contratados por el sistema no disfrutan de beneficios sociales, vacaciones o seguridad social ni de salud.

Todo esto provee precariedad al sistema en si mismo, con maestros sin título y formación endeble, policías que no reúnen todos los requisitos suficientes para ejercer el cargo con ética y moralidad, médicos y enfermeras cansados que tienen que trabajar horas extras en otros lugares u otros oficios.

La corrupción se ha extendido cual infección generalizada o sepsis social y el país se encuentra en la imprecisión de ejercer democracia, ya que ni siquiera puede hablarse de una encrucijada política donde tengamos dos opciones claramente definidas para elegir, no hay un espectro político definido, la incertidumbre flota en el aire viciado de la desesperanza hacia nuestro futuro socio político, no tenemos un puerto de llegada, no hay donde escoger, las alianzas se destruyen al día siguiente que alguien la propuso, nadie quiere comprometerse con el otro,  han surgido nuevos representantes de corrientes sociales que pretenden aglomerar masas, pero se les hace imposible lograrlo, todo debido a que la población ha perdido la fe en ellos.

Además la guerra sucia cunde por doquier, la caza de brujas se ha desatado, vientos nuevos surgen hoy y se disuelven mañana, la variopinta política se ha dispersado de tal manera que cualquier cosa podrá suceder en los meses venideros, la gente está terriblemente decepcionada de sus representantes, que solo han perfeccionado su manera de mentir, de elaborar discursos cada vez mas osados pero a la vez, al decir del pueblo, “puro floro”. La oferta, la dádiva, la mitomanía está a la orden del día, es el cuento perennizado en la tribuna de la demagogia, es el verbo perfeccionado en pos del cargo, la búsqueda del poder para beneficio propio. El luchador social se transforma en un delincuente, el dirigente de masas se transforma en un vendedor de ilusiones, un vulgar mercader de sebo de culebra.

¿Qué hacer frente a está realidad? ¿Qué alternativa tomar? ¿Tenemos opción a escoger?  Eso es lo terrible, el gobierno de turno nos habla de crecimiento en las exportaciones, de bonanza económica que no se traduce en ahorro interno, los bancos se desgañitan regalando autos, casas o publicitando premios para quienes ahorren; no hay mejora de condiciones de vida, con una balanza comercial que indique crecimiento de nuestras divisas o disminución de la deuda externa, la recesión marcha avasalladora, no hay compra interna.

                                                            Susana Weingast - Multitudes - Dibujo - 35 x 50 cm

 

Muchos dirán, pero la gente tiene para divertirse, compra licores, organiza fiestas, si, claro, todo eso es consecuencia de la degradación a la que han llegado las masas, que recurren a licores baratos, carnes de dudosa procedencia y locales que terminan siendo quemados por turbas enloquecidas, donde las muertes son la noticia del día. Es cierto, las colas de jóvenes en las discotecas, que terminan siendo atropellados por diplomáticos que luego son premiados con la impunidad o en incendios de locales donde los jóvenes mueren asfixiados o quemados mientras los dueños compran la justicia para escapar de la pena correspondiente y mas bien los denunciantes resultan denunciados, donde una periodista, por decir la verdad resulta condenada, cuando alguien desde una pantalla de televisión denuncia la podredumbre, resulta amenazada o simplemente su programa es suspendido. Esto no es propio del fujimorismo o del velasquismo, ni menos de los tiempos de Esparza o Artola, saber que la mordaza existe bajo la coacción y la vendetta, es algo que hoy vemos frecuentemente presente en los diversos estamentos del sistema, no solo el periodismo sufre las consecuencias de esas conductas, sino también el sector policial, salud, educación y judicial de manera que el poder ejercido de mala manera es la trampa usada para obtener seguridad en un sistema podrido. El poder ejerce presión para sostenerse en la cima, libre de polvo y paja.

Queremos vivir en democracia autentica o es que la democracia ya feneció… Deseamos tener seguridad ciudadana, que desaparezcan las rejas, los muros, que haya urbanismo, calles asfaltadas, hospitales equipados con profesionales de garantía, policías honestos que persigan el crimen y no se confabulen con él, jueces que no sucumban ante la coima y ejerzan equilibrio en la sentencia, congresistas que se ocupen en construir el país con leyes sólidas, coherentes y no concierten para burlar la equidad, educadores que edifiquen conciencias y no las deformen, gobernantes que no busquen enriquecimiento ilícito, sino mas bien llevar al país al desarrollo integral y sostenido.

Queremos saber que nuestros niños tengan la garantía de una educación válida, competente y actual, acorde con los requerimientos en cualquier parte del orbe y no encasillada a las cuatro necesidades que le prepara un sistema dependiente, que a su vez busca hacer de la futura población juvenil, una población limitada e inculta y por ende manipulable, dependiente, donde la permisividad dio lugar al despilfarro de energía en la búsqueda de metas cortas y de escasa ambición. Queremos que nuestras mujeres sean valoradas como seres humanos competitivos y no como simple mercancía de placer y utilitarias en la cocina, que nuestros graduados de las universidades sean capaces de postular a un cargo en cualquier parte del mundo, que nuestros médicos puedan ejercer en un hospital de Europa o nuestros Agrónomos busquen plaza en otras latitudes y no se queden en Perú para vender dólares en cualquier esquina.

Eso queremos señores líderes, dirigentes, políticos y aspirantes a los próximas elecciones del 2006, queremos gobernantes intachables, “sin techo de vidrio ni rabo de paja”.

Jorge Paredes Romero

DNI 10380914   

 
 

 

 
 
 

Es bueno tener información para descubrir y defenderse del poder oculto que destruye a la humanidad, que las amenazas no nos intimiden.

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