
Hasta dónde hemos llegado?
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Hoy, salí con a dar una vuelta por el barrio, a
visitar a los amigos y de paso por una confitería entra mi esposa a
comprar unos caramelos. Compró unas bolsitas de golosinas y al
llegar a casa mientras comía alguien que estaba de visita comentaban
y me dicen :
- MMiren, aquí dice MADE IN ECUADOR, además tiene su página Web
http://www.........................
Pues sencillamente eso nos indica claramente que los
peruanos consumimos en plena capital de la república productos de
otros países, desde golosinas hasta productos alimenticios. Eso es
más acentuado en las ciudades limítrofes como Tacna, Tumbes o Puno
por ejemplo y aun al sur pude notar en Arequipa, que está más
distante de la frontera, sin embargo allí fácilmente encuentras
café, azúcar, conservas, frutas de Chile y Bolivia, ni qué decir de
ropa, artefactos y hasta medicinas.
Que esos países exporten no es el problema, bueno
sería que lo hicieran, pero el asunto no es así. Esos productos se
encuentran en tiendas, bazares y almacenes, donde son vendidos a
precios más bajos de los producidos en la localidad. Por ejemplo en
Islay provincia de Arequipa tenemos a Chucarapi y el Valle es un
buen productor de arroz, sin embargo Ud. va a las tiendas de la
región y podrá encontrar grandes cantidades de azúcar de países
sureños y una serie de productos alimenticios a precios algo más
bajos. Ello es indicativo de que algo anda mal, claro esos productos
ingresan por la frontera, frente a las narices de los aduaneros y
policías, quienes simplemente se hacen de la vista gorda a cambio de
buenos billetes.
No me explico por qué existe la posibilidad de
ingresar por esos controles, donde supuestamente debe fiscalizarse o
ilegal, sin embargo resulta un buen negocio trabajar en esos puestos
fronterizos, donde el sueldo es apenas una propina, al lado de los
ingresos que pagan los chacales, camioneros o comerciantes a la
policía y al resguardo. De vez en cuando “atrapan” un camión con
carga prohibida y de ello hacen un espectáculo para la prensa y
procuran titulares que al entender de quienes estamos enterados de
la auténtica verdad, simplemente sonreímos, porque todo eso es una
burla.
Es como cuando quemaban la “droga” en el fundo
Barbadillo, evento al cual eran invitados todos los canales y
fotógrafos de los diarios, para ver como se quemaba harina, mientras
la droga ya habría sido comercializada por quienes deberían cautelar
la seguridad en el país. O sea que aquí todos le sacan la vuelta a
la ley, incluso quienes son encargados de administrar justicia
también hacen lo suyo, cobran por resoluciones y sentencias, liberan
al culpable porque tiene dinero y sentencian al inocente, porque
quien lo acusa tiene buenas cuentas bancarias. Cualquiera con buen
dinero puede construir sobre un santuario o establecer un lenocinio
frente a un colegio o a las espaldas de un templo. Las farmacias,
acabada la prohibición de abrirlas a determinadas distancias,
obtienen licencias y venden medicamentos donados o de dudosa
procedencia, con vencimientos cambiados. Pero eso si, a quienes
cumplen la ley, a quienes cumplen con el fisco, quienes desean
trabajar conforme a ley, le llegan notificaciones por cualquier
motivo, es decir cumplir la ley es motivo de ser presionado y
coimeado y si no cumples la ley también te coimean y eso rinde más
dinero a los fiscalizadores. La informalidad es fuente de ingresos
para todo el mundo, la ley es transgredida cada minuto.
Por ejemplo en los cruceros como el de Belaunde con
Tupac Amaru en el distrito de Comas, Lima, los microbuses cruzan la
Av. Belaunde y se estacionan al inicio de la siguiente cuadra y allí
recogen pasajeros, para cuando llega la luz roja ellos siguen allí
obstaculizando el pase peatonal. Policía no hay, me pregunto ¿dónde
estarán? Si hubiera un atraco, sencillamente persiguen al ladrón
para atraparlo y pedir la suya, su parte... Si hubiera un choque,
pues van al arreglo donde ellos también muerden su parte.
Frente a todo esto, la ciudadanía vive al margen de
la ley, también procede del mismo modo, construye sin licencia, abre
un restaurante sin autorización, maneja sin brevete, ejerce la
medicina con títulos de Azángaro o los abortos son más rentables que
abrir un consultorio de medicina y hasta un cirujano plástico
resulta un violador que filma su corto metraje. Es decir estamos en
el país de la informalidad y ello es conocido perfectamente por
quienes fungen de políticos. Frente a esta realidad ellos invierten
para acceder a determinados cargos donde siguen comportándose
conforme al modus vivendi de la comunidad que los eligió. Allí vemos
a un Director Ejecutivo de un Hospital Provincial de Huaral quien
fue denunciado por haber cobrado el 25% de “comisión” por la buena
pro en la construcción de dicho Hospital. En este caso la
protección parece venir del partido oficialista, del mismo modo como
se protegió al inefable ex Director Regional de Salud de Arequipa a
fines del 2002, cuando destruye los CLAS de la región, para después
ser promovido a un cargo de confianza dentro de estamentos que el
partido le procuró, como premio a su misión cumplida. Esa misión fue
ordenada por alguien de muy alto rango, tal vez el más alto del
sector y de allí mismo parece ser el origen del poder que respalda
al Director Ejecutivo de Huaral.
Nada queda al azar, todo está fríamente calculado y
planificado, el tonto y sufriente pueblo está acostumbrado al golpe,
a la patada, siempre fue así, en el cuartel lo patean y lo golpean
so pretexto de adiestrarlo, llevan a los soldados al límite de la
resistencia, donde solo les queda el suicidio o la muerte
misteriosa. Cientos de conscriptos son la prueba de tales tratos, ni
qué decir de quienes murieron “accidentalmente” como el caso de
Tumbes, donde hace muchos años, unos reclutas de apenas pocos días
de adiestrados tuvieron la responsabilidad de manipular cargas
explosivas y armas detonantes de gran peligrosidad, lo que es peor
en medio de zonas pobladas.
Las fuerzas armadas, lamentablemente están al
servicio de la pluto y aristocracia. Deberíamos seguir el ejemplo de
Costa Rica, donde es suficiente una Guardia Nacional, donde la
galopante inflación es desconocida o de Suiza que se mantuvo al
margen de los conflictos mundiales y es un país con un ingreso per
capita altísimo, donde hay turismo y movimiento de banca
considerable. Allí no hay ejércitos ni compran armamento. Creo que
en armar una nación se gastan ingentes cantidades de dinero, que
buena falta hacen para dar de comer , vestir y educar a un pueblo y
todo para dar gusto a los comerciantes de armas que tienen sus
imperios justamente en los “países desarrollados”.
Analizando los movimientos que se dan tras
bambalinas en lo referente a la guerra con Irak, veremos siempre la
mano negra de los fabricantes de armas, siempre tras de una guerra
están los vendedores de armas, esos son mas despreciables que los
vendedores de sangre en las puertas de los hospitales, los
vendedores de armas son magnates que viven entre oropel y buena
mesa. Todo ese complejo mundo de traficantes, coimeros, explotadores
son quienes corrompen autoridades, alcaldes, ministros y hasta
presidentes lo cual torna a quienes detentan un cargo responsable en
personas débiles, manipulables, con rabos de paja y techos de
vidrio. Es una pena que no podamos ya tener fe en la moralidad de
una autoridad, de un funcionario ni de un dirigente, por ello los
productos extranjeros ingresan por las aduanas, la droga se sigue
produciendo y vendiendo en locales que solo les falta licencia
municipal, por eso es que los prostíbulos funcionan a vista y
paciencia de familias honorables que no tienen más remedio que
encerrarse en sus casas y sufrir las consecuencias de quienes viven
de la inmoralidad y el desenfreno.
¿Hasta dónde hemos llegado? Al extremo que
expedientes judiciales se “extravían” o traspapelan, hasta que llega
el día de su prescripción, allí súbitamente aparecen los documentos
probatorios y “sanseacabó”: NO HA LUGAR, archívese... Pero ese
trámite tiene su precio... Mientras tanto tenemos que vivir y morir
en medio de la corrupción, donde llega el momento que piensas que
eres un bicho raro en medio de tanta podredumbre, donde quien es
sinvergüenza y ladrón, tiene fortuna y respeto y quien es honesto y
ético pues sencillamente está condenado a comer patitas de pollo y
apenas conformarse con su pollada de fin de mes.
Jorge Paredes Romero
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