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La confianza se ha perdido
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Jorge Paredes Romero
Periodista y humanista peruano, con formación en música, psicología y
educación
¿Qué es lo que más
se ha perdido en estos últimos tiempos? ¿Qué es lo que más se necesita
para poder creer en alguien? Pues sencillamente confianza,
lamentablemente es lo que ahora menos se tiene, a todo nivel ha crecido
el grado de desconfianza, para hacer amigos, para emprender un negocio,
prestar un dinero o simplemente garantizar a alguien, la confianza ha
quedado relegada al último lugar de los valores.
Antes, y hablo de hace un siglo atrás, existía tal confianza que incluso
los hijos accedían a casarse con alguien que recién conocían y por
consejo de sus padres, pero hoy decirle a alguien ¿Creerías en mi tanto,
como para que ahora te pida casarnos y lo harías? De seguro me diría no.
Si le pidiera a alguien que recién conozco ¿Harías un largo viaje
conmigo? No creo aceptaría… Del mismo modo le sugeriría emprender un
negocio juntos y su respuesta estaría llena de dudas, y es que la
confianza ha decrecido, a tal extremo que ahora ni las recomendaciones
son suficientes, tenemos que cerciorarnos nosotros mismos, acerca de lo
pueda significar confiabilidad en la otra persona.
He realizado una encuesta acerca de estas cualidades y he comprobado que
la desconfianza es enorme y concedo razón a las personas que me dieron
sorprendidas sus respuestas, incluso alguien me dijo que se asustaba o
que le causaba nervios las preguntas, de modo que está sumamente
comprobado, que no existe confianza en otro ser humano, peor si no le
conoces bien.
Pero me pregunto entonces, cómo confiamos en alguien que pide nuestro
voto, sea para presidente, congresista alcalde ¿significa entonces que
al darle nuestro voto, estamos confiando en esa persona ciegamente? De
otro modo ¿qué significado debemos darle al conceder miles de votos a
alguien, por la simple razón de prometernos una y mil cosas y que ya
sabemos jamás cumplen?
Estos políticos por ejemplo ahora bailan huaynos, cumbias, toman jugos
en los mercados y visten jean y polos sencillos, te dan un abrazo y ríen
contigo, pero una vez empoderados, se rodean de seguridad, jamás
responden al teléfono y hablar con ellos es imposible, ya no están a
disponibilidad, como era en el momento en que solicitaban votos
¿Qué sucedió? Pues sencillamente que una vez conseguido el objetivo, se
acabó el fingimiento, de ser una persona popular, humilde, sencilla y
volvió a ser el que siempre fue, soberbio y elitista, solo el interés de
conseguir votos le transformó, ocasionalmente, en una persona del
pueblo, que baila cumbia y toma un caldo de gallina en un mercado
contigo.
Pero hay algo más, estos señores o señoras, porque también ellas
aprendieron a conseguir el poder y quizá resulten más peligrosas que los
varones, han aprendido a mentir en cuanto a sus logros profesionales,
compraron certificados o simplemente inventaron tener una o tal
profesión, pero hay otros que son más desvergonzados, resultan ser
master sin haber terminado la secundaria, creo que ni Mandrake sería tan
efectivo para tales recursos.
Lo cierto es que de los cien mil, que aproximadamente estarán postulando
para conseguir un cupo de los 12,692 que serán elegidos este 5 de
octubre del 2014 o los 133 que serán elegidos para el 2016, muchos son
lo que habrían mentido en su hoja de vida, al margen de sentencias y
ocupaciones ilícitas que tengan en su haber, porque de todo hay en el
huerto del señor. Ya nada podría sorprendernos, porque a raíz de los
últimas investigaciones, se ha descubierto de todo en los listas
electorales, de todo, falsificadores, proxenetas, narcotraficantes, es
decir que han dado pie justamente a decir, que son delincuentes
disfrazados de políticos, quienes estarían postulando este 5 de octubre,
lo cual ya de por si es vomitivo.
Hace unos meses, a raíz de las denuncias alrededor del ahora triste
personaje de apellido Álvarez, tenemos pues la idea clara que han estado
engañando a la población, solo son una serie de delincuentes y hampones,
que han escalado sitiales, hasta llegar a colocarse en cargos de mucho
poder político, gracias al dinero que atraen de sus negocios turbios,
pero también la ayuda de empresas, que luego exigirán la devolución de
favores, porque de otro modo no puedo entender, ¿cómo es que un ministro
saliente en su último discurso, recomiende renovar el contrato de una
transnacional, como si este político fuera un empleado de dicha empresa,
de otro modo no puedo entender cómo recomendar a una empresa que debe al
fisco y encima un ministro saliente la recomiende?
Y cómo es que, de pronto a la solicitud de un terreno para una
institución educativa privada, de un personaje, sea otorgado en
agradecimiento al apoyo dado en otro momento electoral crucial, de tal
modo que la política se encuentra empañada de turbiedades, de impurezas
que no deberían darse, porque debemos considerar que tener un cargo como
alcalde, presidente regional, compromete bienes nacionales, compromisos
y contratos muy delicados, que alegremente se entregan como
agradecimiento a un apoyo para la campaña electoral, de algún personaje
que consigue pues acceder al poder gracias a esos dineros, que pueden
tener orígenes muy oscuros, manchados de crimen y sangre y son los que
catapultan a ciertos personajes al poder.
De allí que quienes quieren conseguir un puerto, unas tierras,
licencias, concesiones, pues son los que hoy dan facilidades de
economía, movilidad, publicidad, para que tal personaje pueda tener
absoluta presencia en los medios, así brillar de tal forma que logre
preferencias del electorado, todo un escenario inflado, fantasioso,
falso, que da la imagen de ser un dios, pero que a la hora de ejercer el
mandato, no resulta más que un fiasco, por decir lo menos o un demonio,
que ayuda a los saqueadores del pueblo, la región o el país, lo cual
pues significa traición y a eso es lo a que se refería mi buen amigo, el
Dr. Isaac Humala cuando me dijo: “Jorge, el problema más grave del país
no es la corrupción, es la traición”
Si pues, ya hemos explicado en otras oportunidades, cómo es que se ha
traicionado al país, pero también a los gobiernos locales, al distrito,
a la provincia, se ven traicionados por sus gobernantes, cuando ven que
las riquezas cambian de manos a cambio de migajas, que de la noche a la
mañana vemos a esos gobernantes enriquecerse y todos impávidos dan la
cara de palo que tienen, como si fuera algo rutinario entregar las
riquezas de la patria a los extraños, por el solo hecho de haberles
llenado los bolsillos de dinero y eso es lo que ha venido sucediendo a
lo largo de estos siglos y que debe ya terminar.
Es el pueblo el único que puede dar fin a estos comportamientos. Podrán
mil veces postular delincuentes, pero es el pueblo el que tiene que
decirle ¡No! Es el rufián el que te atracará en la calle, pero eres tú
quien debe defenderse y darle su merecido, porque es desastroso ver a
delincuentes en las comisarías, resistirse mostrar la cara, pero si
vemos a los delincuentes de cuello blanco, salir todos campantes a los
estrados, a pedir de nuevo que votemos por ellos, es que son unos
desvergonzados, no tienen sangre en la cara, estos facinerosos de cuello
y corbata.
Si no tienes seguro tu voto, si nadie de los propuestos te infunde
confianza, entonces preferible es viciar el voto. Conocemos casos
históricos, en los que la abstención incluso activa, se dio en gran
número, ya que la abstención pasiva es asistir pero no ejercer el voto o
votar en blanco o viciado, incluso hubo quienes echaron a la basura la
cedula, lo cierto es que debe reclamarse como un derecho del electorado,
el rechazo a la pérfida clase política, que solo ha estado engañándonos
por años, a los ciudadanos, porque ellos son supuestamente nuestros
representantes, pero terminan siendo representantes de las
transnacionales, de los consorcios, de sus amantes o de los amigotes con
dinero que los apoyaron en sus carreras electorales, de modo que estos
politiqueros no son nuestros representantes, solo nos utilizan, para
inducir el voto a ellos, pero luego terminan representando a los grupos
de poder y el pueblo sigue engañado, sufriendo impuestos, exacciones y
privaciones, no concediéndonos salud, educación trabajo y menos
seguridad, es decir el electorado termina siendo abandonado a su suerte,
solo es convocado para votar, pero con un voto dirigido, secuestrado,
manipulado, cuando la verdad es que una vez entronizados estos alcaldes,
presidentes o congresistas, solo servirán a las madias, a las
transnacionales y a los apetitos personales que cada uno de ellos tienen
en su pérfida conciencia.
Nada de esto debemos consentir, por eso es que en un momento
determinado, renuncié apoyar a candidato alguno, no obstante que he sido
solicitado por varias personas para ello, he desistido, porque he
confirmado que solo recurren a los tecnicismos para arribar al poder y
desde allí robar, engañar y hasta asesinar, de modo que no quise
prestarme a ese juego sucio, alguien me dirá que he sido tonto, que he
perdido la oportunidad de ganar algún dinero, en fin, pero no me siento
perdedor, me siento ganador, porque terminadas estas elecciones podré
escribir, hablar con el mismo o más valor que ahora, porque no me asocié
con la politiquería engañosa.
No podría jamás apoyar a quien dice que debo mentir y engañar, con tal
de conseguir dinero con una ONG, no podría apoyar a quienes desde los
estrados dicen ser honrados, cuando no son más que vulgares ladrones.
Aún recuerdo aquella tarde, en que vi llorar a una señora, con quien se
había cometido una injusticia en la Municipalidad donde yo era el
encargado de la Oficina Municipal de atención a las personas con
discapacidad y llamé la atención a la funcionaria que cometió aquel
error, pero presto estaba el regidor a su lado protegiendo a la empleada
porque era su amante.
Es que así son las cosas que preocupan a muchos políticos, o bien la
transnacional que financió su elección al cargo, o de aquella candidata
que recomienda mentir, con tal de tener una ONG o el regidor presto a
proteger a la amante, que es funcionaria, aunque sea una incapaz en su
desempeño. ¿Para eso elegimos a estos señores que dicen ser nuestros
representantes? Y encima de ello, se enriquecen con los diezmos,
porcentajes y “coimisiones”? Y por si fuera poco, se embolsican los
dineros del pueblo como vulgares ladrones. En estas elecciones ya no me
corresponde votar, pero iré, con tal de hacer conocer mi desprecio por
algunos de estos delincuentes disfrazados de políticos.
Jorge Paredes Romero
Periodista peruano
Registro FPP 7703