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La corrupta elite política peruana
Definitivamente estoy convencido que la elite política peruana de hoy, no es la
indicada para asumir el gobierno en los próximos años, precisamente para estas
elecciones municipales de Octubre del 2014, están saliendo a relucir una serie
de personajes extraños, en los diferentes y numerosos distritos peruanos.
En Perú, una provincia es la unidad
de subdivisión administrativa inferior a una región, antes departamento. Estas a
su vez, se hallan subdivididas en distritos. Cada provincia es gobernada
civilmente por una Municipalidad Provincial, encabezada por un alcalde y sus
regidores, elegidos por sufragio universal cada cuatro años, quienes dirigen la
política provincial. Del mismo modo en el ordenamiento jurídico del Perú, los
distritos son subdivisiones de las provincias, son también las menores
circunscripciones político-administrativos de nuestro país. El gobierno de cada
distrito está a cargo de una municipalidad distrital, encabezada por un alcalde,
elegido por sufragio universal cada 4 años; o de la municipalidad provincial
correspondiente si se trata del distrito capital. En junio de 2010, las
provincias eran 195 y los distritos 1841.
De modo que esto nos da un número
aproximado de 2,036 personas, que serán elegidas como alcaldes distritales y
provinciales en Perú, es una cantidad enorme de nuevos personajes, algunos serán
reelegidos, y tienen en sus manos una determinada cuota de poder y que sumados a
los regidores serán aproximadamente 18,324 personas, si tomamos como promedio 8
regidores, ya que los de menor población tendrían 5 y los de mayor población 15,
pero promediemos 8, sumando tendremos aproximadamente 18,324 personas con cuota
de poder a partir de Enero del 2015, ello solamente en gobiernos locales, aparte
de gobiernos regionales y el gobierno central, pero si consideramos los
funcionarios, el poder legislativo y asesores, tendríamos una enorme cantidad de
políticos que tienen poder en sus manos en Perú.
Todos ellos son políticos de corta o
larga experiencia, pero que al análisis de los últimos diez años, tenemos que la
mayor parte está cuestionada por actos ilícitos en sus gestiones
gubernamentales, incluso últimamente los tenemos con indicios de ser cerebros en
actos criminales, con intervención de sicarios, esto es muy grave, pero lo
mínimo es malversación de fondos, o sea los catalogados como delitos cometidos
por funcionarios públicos son: abuso de autoridad, concusión, peculado,
corrupción de funcionarios etc. En enero del 2014 una noticia nos da este
informe, que 26 alcaldes de Lambayeque, fueron denunciados por delitos contra la
administración pública, como por ejemplo, delitos de patrocinio ilegal,
peculado, omisión de actos funcionales, colusión, pero hay casos más graves,
delitos de asociación ilícita para delinquir, peculado por apropiación y
colusión desleal agravada, otros por delitos contra la salud pública, cohecho,
negociación incompatible, entre los delitos con mayor incidencia cometidos por
funcionarios públicos.
Esto nos da un indicio de cómo viene
desarrollándose el acto de gobernar y ciertas personas que son elegidas para
ello, resultan involucrándose en delitos muy graves en agravio del estado. Si
revisáramos las noticias de los últimos diez años, solo en referencia a
municipalidades, nos encontraríamos con enormes sorpresas, sobre la conducta de
estas autoridades, de sus funcionarios, regidores, familiares, incluso hijos que
están envueltos en delitos y algunos de ellos asesinados por sicarios, entonces
todo esto nos da un indicio, de que entre estos personajes el delito está
incurso, es un habito de algunas de estos personas que son elegidas para
gobernar. ¿Entonces hablamos de políticos, o acaso delincuentes?
Es más, últimamente estoy siendo
testigo muy de cerca, de casos de personas a quienes se les atribuye amplio
poder político, sin embargo son cuestionados y sindicados por supuestos delitos
que son difíciles de probar, porque en el uso de su poder estas personas compran
la justicia y el poder judicial corrupto, termina archivando denuncias, con
fuertes indicios de culpa, lo cual es muy extraño, pero es una triste realidad.
Si tuviéramos entonces que analizar
todos estos delitos, nos encontramos con que están relacionados con personas en
cargos, con poder público, personas expuestas a cometer estos delitos y muchas
de estas personas siendo autoridades, han sido denunciadas, algunas sentenciadas
e inhabilitadas para ejercer cargos públicos. La estadística nos indica que el
40% de delitos cometidos por funcionarios públicos es por cohecho, el 30% por
negociación incompatible, el 20% por peculado y el 10% por colusión. Entonces
¿De qué estamos hablando? De políticos, de autoridades o solo de simples
delincuentes. Esto es serio, es un saqueo al tesoro público, entonces se está
produciendo una carrera electoral, para apoderarse de cargos, en los que se
cometen frecuentemente latrocinios que nunca llegan a descubrirse, por la
calidad de nuestra justicia y la mediocre fiscalización, surge entonces la
pregunta ¿Y quién fiscaliza a los fiscalizadores?
Qué certeza tenemos, de los que
suben a los estrados a pronunciar discursos, no son más que delincuentes que
asumen posturas de honestidad, para estando ya en el cargo mostrar las uñas y
dientes y salen a relucir sus habilidades delincuenciales y prácticamente en
banda cometer sus fechorías, de las que nunca serán enjuiciados, salvo denuncias
que a la postre resultan archivadas. Una pena enorme me embarga, porque mi país
está por decena s y decenas de años siendo saqueado, robado, la gente está
siendo engañada por estos hábiles demagogos y también porque estos delincuentes
contratan a profesionales, para realzar una imagen que no les corresponde y ello
me hace sentir muy incómodo, de modo que prefiero hacerme a un lado y no
colaborar con quienes podrían ofrecerme determinadas sumas de dinero a cambio de
hacer un buen trabajo de imagen para ellos.
No gracias, dinero sucio no, sobre todo si ello me va a llevar a un cargo de
conciencia enorme, porque después me sentiré culpable, de haber colaborado con
un gobernante electo que no era nada más que un detestable delincuente y quizá
un criminal.
Esa es la triste realidad que en
estos momentos se está dando en Perú, incluso de aquellos que se reeligen por
más de cuatro, cinco veces, resulta ya detestable verlos entornillados en los
sillones municipales, burlándose de sus fiscalizadores y de los electores,
muchos de los cuales son los que deslumbrados por diversos motivos, funcionan
como defensores, escuderos, ayayeros, cargadores , de alguien que por más de
diez años viene enriqueciéndose con dineros del erario público, sosteniendo una
planilla de personal afín, que resulta una permanente portátil que le aplaude y
le sigue, en cuanto discurso y estrado se presente, para dar una imagen de
persona honesta, productiva y eficiente, cuando no es más que un vulgar ladrón
de cuello blanco.
Para Octubre del 2014, debemos
empezar a depurar a estas personas, para el 2016 tener la plena seguridad de
elegir a quien realmente le corresponde ser presidente de Perú, un país con
millones de ciudadanos abandonados, en sus servicios fundamentales como son:
salud, educación, trabajo y seguridad integral, sin embargo, cada cierto tiempo
acuden a las urnas a emitir su voto, por las personas que le vienen engañando
desde estrados, con afiches pegados por asesores de imagen y lemas que engañan y
promesas que no se cumplen, porque solo se trata de vulgares delincuentes,
aferrados al poder por muchos años.
Jorge Paredes Romero
Periodista peruano
Registro FPP 7703
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