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Vivo en Lima, capital de Perú, hasta aquí he vivido en permanente búsqueda de la
verdad y la justicia, no pertenezco a algún partido político. Filosóficamente me
declaro ecléctico, considero el equilibrio como la mejor opción de pensamiento,
los extremos nunca son buenos, tampoco los dogmas, creo que nadie puede imponer
a otra persona su forma de pensar, cada quien es libre de tomar su opción
espiritual y política.
Hasta aquí he vivido ya siete décadas, he podido viajar por diferentes regiones
de mi país y conozco otras por referencias de familiares y amigos viven largo
tiempo en otros lugares, el extranjero. Del mismo modo he contactado con
personas de toda edad, sexo, nivel cultural y de diversas clases
socio-económicas. Todo este bagaje informativo me permite hoy emitir opiniones
valederas acerca de la problemática de mi país, sobre los conflictos existentes
a nivel educativo, laboral y religioso, y a cada paso de mi vida tengo
experiencias que me permiten apreciar las contradicciones existentes en la
sociedad, cada día percibo el malestar ciudadano, por la forma irresponsable que
se gobierna el país.
- La insatisfacción del joven al egresar de la secundaria o universidad. - El
permanente descontento del obrero y la desesperanza de aquel que no tiene
trabajo, pero si una familia que sostener. - La temprana experiencia de
adolescentes frente a la maternidad - El maltrato a la mujer y al niño. - Las
violaciones aún dentro del seno familiar o en el ámbito escolar. - El acoso
sexual en diferentes sectores. - La drogadicción y su entorno. - La seguridad
social y sus deficiencias. - El urbanismo ausente o inadecuado. - Los medios de
transporte y comunicación. - Los servicios públicos. - La agricultura y
ganadería. - La desnutrición y mala alimentación. - La inmoralidad y corrupción
a nivel judicial, gubernamental y social.
Es decir en nuestro país se dan una serie de fenómenos negativos que son
reiterativos en otras latitudes y que han dado origen justamente al fenómeno
terrorismo. No pretendo justificarlo, mas lo explico, comprendo que una de las
causas de su existencia es la injusticia social, la inequidad, las profundas
diferencias que se dan en los diversos estratos sociales, que son visibles y muy
notorias. Esas brechas y notorias diferencias son ofensivas, más aún cuando se
hace uso del poder y del dinero para lograr beneficios sociales, que muchas
veces son reclamados por quienes lo merecen y sin embargo son dados
inmerecidamente a quienes hacen gala de su poder adquisitivo, que todo lo
compran, títulos, cargos, sentencias, nombramientos, etc. No pretendo ser
negativo en el análisis de la realidad de mi país, pero las cosas buenas también
se dan, mas este comentario es eminentemente critico de lo que es titular en las
noticias de radio, televisión o diarios de la capital, así que ello no me deja
mentir ni exagerar, sino que es simplemente la verdad, la dolorosa verdad.
Creo que quien tiene suficiente capacidad de raciocinio comprenderá que las
masas se han envilecido por culpa de quienes tienen las prerrogativas del poder,
quienes nada hacen por cumplir las promesas de cambio y desarrollo que
proclaman, cuando reclaman preferencia electoral. El pueblo ya está cansado de
abusos y demagógicas promesas, del despilfarro y la desvergüenza de quienes
tienen cargos de confianza en el gobierno, aun de quienes tienen cargos públicos
que deberían ser de servicio, tornándose más bien en oportunidad de ilícito
enriquecimiento. Todo eso envilece a las masas, quienes rápidamente prestan
oídos a líderes que optan por la lucha armada como única alternativa, ya que la
lucha política, en la dirigencia o en el congreso es inútil, incluso de quienes
militan en determinadas tiendas políticas, han saboreado el desengaño al ver que
el sistema legislativo no funciona.
Probablemente uno de los más caros anhelos de un estudiante es culminar los
estudios secundarios, he tenido la oportunidad cuando ejercí la docencia en
Sicología y Filosofía, cursos que permiten la interacción, el diálogo y la
edificante discusión, comprender que los alumnos tienen expectativas educativas,
que muchas veces no son satisfechas; el educando sufre al notar la mediocridad
de sus maestros, peor aún estos días en los que es fácil para un joven acceder a
la Internet y allí obtener información, que muchas veces los maestros
desconocen, ya que no tienen tiempo, ni los suficientes ingresos para comprar
diarios, revistas, libros y tener una computadora en casa y conectada a
Internet. Los sueldos de 1.200 soles en el mejor de los casos, son escasos, aún
para el sostén de su familia, quienes mal nutridos no tienen suficiente liquidez
para adquirir vestimenta y menos información, porque los buenos libros son
caros, lejos del alcance mayoritario.
El maestro tiene que salir apresuradamente de la escuela y continuar como
taxista, cambista o ambulante, ya que solo así podrá tener ingresos extras y
suplir las necesidades familiares y personales. Pero ese tiempo invertido en
trabajo extra, le impide preparar los temas para su trabajo educativo, le
impidió leer y hasta descansar adecuadamente y tendrá que dormir con las
preocupaciones y angustias de la persona explotada y despertar de un mal
descanso, que debió ser reparador y reintegrarse a su diaria labor de educador.
Esa es una de las razones por las cuales, la sociedad día a día languidece y va
por una pendiente decadente y desesperada. Maestros mal pagados y alumnos
desatendidos en sus expectativas y esperanzas.
La educación es uno de los pilares fundamentales, sino el más importante, que
permite que una sociedad desarrolle, que los jóvenes crezcan en moral, valores,
principios, que sean solidarios, respetuosos de las leyes; nobles, con amor
recibido y con capacidad de darlo, pero ello está ausente de sus vidas, los
padres trabajan largas jornadas, ausentes de casa, los niños crecen sin guía ni
cuidado, sin afecto, sin adecuados modelos, los maestros apenas cumplen su tarea
poco formativa y algo informativa, que apenas modela y modera, porque es un ente
que repite los contenidos que están en libros anacrónicos y con información
falseada, ya que los sylabus y los textos, están arreglados conforme los
dictámenes del poder, los dueños de bancos y las cúpulas dominantes a nivel
internacional, los que facilitan el acceso al poder, los que quitan y ponen
gobiernos, como si fueran piezas de ajedrez.
La concepción de que los dioses del Olimpo jugaban una especie de ajedrez con
los pueblos de la tierra, es ahora una realidad, cuando entendemos cómo es que
logran las entronizaciones y vacancias en los países pobres, pero la victima
primera de este sistema de cosas son el niño y joven estudiante, que desde
temprana edad son víctimas de los continuos experimentos que se llaman reformas
educativas. Hace poco estábamos con la educación común, luego apareció ciencia y
letras, nuevamente se integró, se dio paso al Constructivismo, el bachillerato,
hoy todo eso se ha hecho de lado, pero cada cambio apenas dura pocos años, el
último apenas dos y el estudiante es cual cobayo, expuesto a estos inmensos
laboratorios, que no hacen sino desvirtuar la educación, rebajarla al burdo
experimento y crear confusión tanto en maestros como en estudiantes. Ante todo
esto, sucumben ministros, directores, supervisores, maestros y lógicamente
estudiantes. Ciertamente el cambio es bueno, la dinámica, pero el desorden y la
improvisación son aberrantes y de resultados decadentes.
De toda esta problemática surgen los negocios, ya sea con licencias para centros
educativos particulares o tal vez para academias pre-universitarias y hasta las
autorizadas por las mismas universidades con ingreso directo, los centros de
educación inicial, a veces hasta dos o tres por manzana, son la muestra de que
la educación es negocio, la ausencia de educadoras tituladas, ya que se
improvisa quien deba tratar al niño en su tierna edad, donde se deforma en vez
de educar, donde el rotacismo, la dislexia y el lateralismo son apenas
percibidos. Los entes gubernamentales llamados a controlar estos centros
educativos, si es que se les puede llamar así, solo se preocupan de participar
de actividades, invitaciones, intercambiar obsequios y recibir presentes y
honras, pero no fiscalizan como es su obligación, la buena marcha, el
profesionalismo de quienes fungen de maestros, de ver si la infraestructura es
la idónea y adecuada para un centro educativo. Falta de aulas, ventilación,
iluminación, salubridad, higiene y seguridad, se unen a la deficiente formación
de quienes tienen la enorme responsabilidad de tratar con niños en edad de ser
formados.
Cuando los adolescentes culminan la educación secundaria, se les presenta un
nuevo reto y es el de los estudios superiores, donde también se encuentran con
el negociado. Aparecen ante sus ojos Institutos y hasta universidades, que
llegado el momento no tienen autorización para emitir títulos, con una plana de
maestros, técnicos y catedráticos, que lejos de ser auténticos educadores no son
más que un remedo.
Muchos podrán decirme que es errado generalizar, correcto, no se debe
generalizar, pero ¿qué hacer cuando las estadísticas nos dicen que la realidad
es esa, que cuantitativa y cualitativamente la clase educadora adolece de
patologías crónicas, producto del maltrato social de la que es objeto y de la
deficiente formación que recibieron? Lamentablemente el autodidacta es escaso,
el que lee y obtiene información también, por falta de tiempo y dinero, de allí
que todo esto, aparte de la improvisación, son causas de mediocridad en la clase
educadora de nuestro país.
Hay provincias que carecen de centros de educación superior o si es que existen,
están orientados a formar profesionales que al graduarse no obtendrán trabajo,
porque esa carrera está saturada, por ejemplo enfermeras, secretarias, incluso
maestros, pero lo que es peor y muy notorio es que determinadas profesiones no
tienen demanda y quien se formó en determinada profesión, tendrá que dedicarse a
otro quehacer, por ello vemos a Ingenieros vendiendo dólares, a Contadores
manejando un taxi, a Maestros como ambulantes.
El desorden es reinante en el país, no hay cultura profesional, conozco médicos
que terminan de hierberos o de aborteros, ahora más estimulados por el premio
nobel; la ausencia de orientación vocacional temprana, impide que el joven opte
por una profesión universitaria o una carrera técnica, que más tarde a la par le
haga feliz, le sea de suficiente ingreso económico para sentirse realizado en la
vida. Apenas el último año de secundaria, apresuradamente se le aplica un par de
pruebas o se le inculca una carrera para la cual probablemente no esté
preparado. La vocación aparece en el niño desde temprana edad, la cual debe ser
observada, descubierta, cultivada y estimulada con respeto, no con imposición y
terminen los jóvenes diciendo, estudié tal carrera por contentar a mis padres,
pero en realidad quise ser esto otro. Esa frustración es condenable, le ata de
por vida a la insatisfacción y a una vida derrotada, sin embargo es continuo
encontrarse con casos así
Algunos podrán decir que soy demasiado crítico y solo veo lo negativo, pero otra
cosa es vivir aquí, en medio del crimen, de las violaciones, y cuando sales a la
calle tienes que cuidarte del ladrón, del arrebatador, del microbusero que no
estima la vida de los demás, ni la propia siquiera; tienes que cuidarte del
alimento que te sirven en un restaurante, de que un mal policía secuestre a tu
familia o asalte un banco o un carro de caudales. Lamentablemente las virtudes y
bondades de mi país, están muy lejos de la capital, en provincias hay felizmente
todavía gente sana, noble, que es solidaria, los alimentos son buenos y el
urbanismo más adecuado, aunque tiene sus bemoles, pero en la capital o sea Lima,
donde se aglomeran más de ocho millones de habitantes, o sea casi la tercera
parte de la totalidad, es temerario vivir, aquí se sobrevive, se sufre y se
llora.
Jorge Paredes Romero
Periodista peruano
Registro FPP 7703
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